Derecho
Prudencia
Si algo ha estado ausente durante estas jornadas de celebración de un referéndum ilegal es la racionalidad. La celebración del plebiscito sin garantías ni seguridades jurídicas mínimas es el culmen del fanatismo del nacionalismo catalán. Esta religión antropológica impulsada por el pujolismo socio de socialistas y populares, continuada por grupos políticos sediciosos -desde Podemos hasta la CUP- y exaltada en un tiempo de crisis social e identitaria en Cataluña se ha convertido en una auténtica enfermedad para el constitucionalismo español. Una plaga que ha creado zombies tanto entre la propia opinión pública española como en las cabeceras internacionales. Porque si evitar mediante la coacción pública -monopolio que sólo posee el Estado, lean ustedes a Weber- la celebración de una consulta ilegal -podemos dudar si legítima- es un acto de violencia, eso quiere decir que se está poniendo en duda el conjunto de España como una entidad estatal.
Nadie habla de por qué Rajoy no ha procedido a la detención de las autoridades autonómicas competentes en Cataluña. Y es que, el marco en el que se ha movido el discurso independentista ha sido el de igualar nuestra democracia con una continuación del franquismo tras la introducción de la carta magna en 1978. Amparándose en un mito que ya había creado hacía años la izquierda más radical y del que después se ha amparado Podemos, vienen distintos sectores políticos a apoyar esta tesis. Lo que probablemente haya llevado a que los populares se hayan retrasado en aplicar las medidas legales oportunas temiendo que la inhabilitación del ejecutivo catalán les volvería a convertir en los franquistas de siempre ante la opinión pública. Bien habría hecho el PP en condenar el franquismo hace años para evitar este ridículo monumental.
Los sabuesos ya han sido soltados. La izquierda española amiga de cualquier nacionalismo, menos de su propio país. Bien olvidan Pablo Iglesias y sus lacayos que las naciones no son más que construcciones artificiales y contingentes de las que las sociedades se dotan para organizarse política, social y espiritualmente. Es el mercado de la identidad. Cuando el nacionalismo, cualquier nacionalismo, traspasa la dimensión espiritual del sujeto se convierte en un organicismo donde la persona se desintegra atómicamente para formar parte de un ente mayor: la nación. ¿Y es que acaso no es esta despersonalización la que también promueven los morados dentro de sus propias filas por un ente mayor: su amado líder? Este conflicto exige de prudencia. Algo que ha faltado y falta por parte de los dos bandos enfrentados, que no son los únicos que están en juego.
Doñana arde
El primo (o el hermano) de Rajoy, aquel que era (o es) profesor de Física en la Universidad de Sevilla, ya dijo que lo del cambio climático era una moda. Un concepto que se habían inventado algunos ecologistas para sacar tajada vía subvenciones. Quizá este señor ahora se esté cagando en sus propias palabras, una década después. Sobre todo al comprobar que los incendios no son un hecho aislado de Galicia Y es que, han consumido una buena parte de Portugal hasta hace cuatro días con 40.000 hectáreas, 64 muertos y más de 200 heridos. Y hoy, hay otro activo en uno de los pulmones de Europa, Doñana.
Lo que sí parece que se ha preocupado Rajoy es de la normativa de recalificaciones. Disculpen si algunos no son entendidos en el tema. Parece ser que la nueva Ley de Montes permite recalificar el uso de los suelos verdes que han sido afectados por un incendio para proyectos de «utilidad pública». De acuerdo. A eso se añade que Gas Natural tenía planteado hacer un gaseoducto para extraer gas del subsuelo en la misma zona donde se desarrolla el incendio. He aquí la cruel broma del destino.
Y es que el destino o la casualidad pocas veces supera a la causalidad. Ya dijo Guillermo de Ockham que la hipótesis más simple es la más probable. Los linces no entienden de gas, ni de humanos, ni de maldad. Por eso, sería adecuado no ya en un sentido moralizante, sino legalmente punible y políticamente castigable iniciar una investigación en torno a estos hechos, sobre todo en torno a Fenosa y los políticos que aprobaron la reforma en la susodicha normativa forestal.
Rebajas en las sombras
Es paradójico que el Banco Popular, comprado hace unas semanas al precio de un euro, por el Santander tenga este nombre. No es que esta entidad financiera haya sido la más «popular» en términos de «populus» o referirse al «pueblo». Al contrario. Sin embargo, si es inquietante observar cómo es la forma en que se ha planteado su adquisición por parte de las élites financieras cántabras, las principales de España y unas de las más potentes a nivel europeo.
Como se sabe, hubo una víspera. Y nos referimos a la reunión del Club Bilderberg en la que Ana Botín, cabeza de Santander, y Luis de Guindos, Ministro de Economía. Este encuentro idílico entre poder financiero y poder político tuvo lugar en un hotel en Virginia a miles de kilómetros de las fronteras españolas. Asumiendo que tendría que preparar un saneamiento de 7.000 millones de euros, se dispusieron los preparativos para que el Leviatán -el auténtico Leviatán- absorbiera a la banca del Opus Dei. Lo cual ha demostrado la calidad de nuestra democracia y la capacidad de subyugación del Estado sobre las corporaciones transnacionales. Ninguno.
Lo más siniestro es que todo esto se lleva a cabo en reuniones opacas, cuanto menos misteriosas. De instituciones que tienen una agenda propia más allá de la de los Estados y que pueden influir en los mismos. Como ha demostrado recientemente un intrépido sociólogo y periodista, Andrés Villena, en su libro ¿Cómo se gobierna España? (Editorial Comares) las élites ministeriales son ante todo representativas de grupos de intereses con nombres y apellidos. Lo cual nos lleva a preguntarnos hasta que punto nuestros ministros son representantes de los ciudadanos o delegados de deidades superiores.
Collado publica un artículo sobre las coaliciones locales durante la Transición
La transición local fue un proceso tardío, problemático y no falto de dificultades. Entre 1979-1983, la naciente democracia española inauguraba las primeras corporaciones locales salidas de las urnas. En este contexto, las élites locales, o mejor dicho, los grupos políticos municipales jugaron un papel decisivo en la formación en la mayoría de las ocasiones en gobiernos donde el acuerdo facilitó la gobernanza, aunque no necesariamente el éxito político del alcalde y de su partido en los ayuntamientos. Lo que además se realizó con un formato de gobierno municipal heredado del franquismo, cuando aún no se había aprobado la normativa actual de los entes locales.
Este tema es analizado en un reciente artículo que publica Francisco Collado Campaña en Vínculos de Historia bajo el título «Uno para todos y todos contra uno: los acuerdos políticos en los gobiernos municipales como instrumento para la gobernabilidad en la Transición«, donde se presenta una comparación entre cuatro ciudades para este período: Cáceres, Ciudad Real, Málaga y Sevilla. De esta forma, se observa qué tipos de coaliciones garantizaron la continuidad del alcalde electo y del partido político que la ostentaba. Este trabajo, originariamente el trabajo fin de máster del autor, es el resultado de una investigación basada en entrevistas a los concejales de estas corporaciones, el análisis de las actas municipales y el análisis de prensa de la época. Dicho trabajo también ha contado con la valoración de distintos profesores de la Universidad Pablo de Olavide, la Universidad de Santiago de Compostela y la Universidad de Málaga, habiendo completado su realización con una estancia breve en la Universidade Técnica de Lisboa en 2012.
El héroe del monopatín
Los atentados que han conmocionado recientemente a la ciudad de Londres tienen un protagonista. Una persona joven, valiente y osada que cuando observó como los yihadistas apuñalaban a varios viandantes en London Bridge no dudó en interponerse en su camino. Monopatín en ristre, golpeó a los susodichos, evitando una tragedia mayor. Sin embargo, este acto de heroicidad quedó convertido ante todo en un sacrificio de su propia vida por la de otras. Y es que, durante toda una semana se perdió su paradero hasta que finalmente las autoridades de Scotland Yard hicieron público que su cuerpo se encontraba en las dependencias policiales.
Este héroe. Un joven español que trabajaba en Reino Unido. Sus actos han sido aplaudidos en su municipio de residencia de Las Rozas, en el pueblo donde pasó su infancia de As Pontes y en Comillas le ha valido el reconocimiento de la Xunta de Galicia. Como homenaje, las autoridades le han reconocido al mismo Echevarría la Cruz de la Orden del Mérito Civil. Mientras tanto, en su pueblo natal de Ferrol, la marabunta de podemitas y nacionalistas gallegos folclóricos, liderados por Jorge Juan Suárez, han optado por no reconocer prácticamente nada a esta persona, argumentado que no tenía ninguna vinculación con su ciudad. Esta es la respuesta de la formación de Pablo Iglesias ante quienes se atreven a desafiar al terrorismo islámico.
Si bien, un tema más peliagudo que las imbecilidades de Podemos está en el «retraso» de las autoridades británicas en el reconocimiento de su cadáver. Han corrido por las redes distintas noticias que apuntan no al apuñalamiento, sino a un disparo de la policía contra Echevarría como la causa de su muerte, al haberlo confundido con un terrorista. Si esto ha sido así, nunca lo sabremos. Lo que sí es cierto es que de ser lo que realmente acaeció no habría sentado nada bien en las votaciones de May. Un ciudadano europeo, confundido con yihadistas, asesinado por la policía y en medio de su rechazo conservador a Europa. Mala cosa habría sido.
Macron
Francia ha experimentado recientemente un cambio en su sistema de partidos similar a España. Las fuerzas tradicionales barridas de la escena política y tan sólo dos opciones se han disputado el liderazgo presidencial en su segunda ronda, el Frente Nacional de Le Pen y En Marcha de Macron. A diferencia del sistema español, es difícil predecir aún si estos dos partidos se perpetuarán como un nuevo bipartidismo entre centro y derecha. Mientras que la izquierda, tanto socialistas como comunistas han sido relegados a otros puestos menos importantes de la escena política.
Emmanuel Macron, definido como un liberal de centro o «centrismo extremo» (palabro que los expertos en Teoría Política aún deben definir) es el nuevo cabeza del ejecutivo. Lo que ha hecho que Albert Rivera ya hubiera echado algunas palmas durante la campaña presidencial y posteriormente. Entre sus principales líneas directrices está acabar con el paro -en torno a un 10%- y que afecta especialmente a los jóvenes y retomar el papel de Francia en la Unión Europea. La que, como todos sabemos, no corre en sus mejores horas gracias a Merkel, el Brexit y la brecha económica entre los países miembros.
No es que Macron vaya a hacer que Europa sea más democrática o más unida. Sí al menos viene a poner un segundo eje tras años de ausencia del frente franco-alemán que tradicionalmente había liderado la política comunitaria. De esta forma, la respuesta a la negativa de Trump de cumplir los acuerdos de París sobre el cambio climático y las advertencias a la política exterior de Rusia sean el inicio de una nueva era en la política de la Unión. Aunque, como ya sabemos, en Europa somos muy dados a ejercitar la lengua mientras todo estalla a nuestro alrededor. El tiempo dirá.
Nuevo artículo sobre el estudio del liderazgo local en España
Francisco Collado Campaña ha publicado recientemente un paper titulado «Una aproximación teórica al liderazgo político de los alcaldes en el sistema local de España» en GIGAPP Estudios Working Papers. Los estilos de liderazgo municipal, sus condicionantes institucionales, las dinámicas electorales y los perfiles sociológicos de procedencia de los alcaldes son algunos de los datos que se pueden encontrar en este trabajo, resultado de la reflexión sobre los distintos autores que han analizado estos elementos desde la Ciencia Política tras dos años de revisión de dicho texto.
Asesino de manual
Parece ser que un grupo de sujetos, en ejercicio de su derecho de asociación, constituyeron hace tiempo el Movimiento Málaga 1487. Este colectivo, dedicado a la difusión de la historia de la ciudad, sobre todo si hablamos de la Málaga cristiana, católica, nacionalista, excluyente y tiránica, era uno de los grupos que frecuentaba el responsable de la muerte de Pablo, ahora en prisión. En ejercicio de sus derechos de libertad de expresión defienden ideas totalmente contrarias a la ideología en la que se sustenta el constitucionalismo español que les ampara.
La realidad empírica vuelve a confirmar lo analizado tantas veces por las Ciencias Sociales. Joven de familia desestructurada, sin vínculos afectivos firmes y con una experiencia curricular discontinua e irregular. Socialización primaria en la que la familia ha perdido peso en favor del grupo de pares. Lo que favorece, siempre que el grupo de pares sea parecido a los miembros de la anterior asociación, el asentamiento en su personalidad de una ideología construida en torno a lo que considera su visión de España y el mundo. Práctica de deportes que permiten canalizar la agresividad innata. Y ahí está el perfil del sujeto que se encuentra ahora entre rejas.
La historia se vuelve a repetir desgraciadamente. Lo dispuesto en los manuales de Psicología Social se cumple. Como si de repente se tratara de un viaje al pasado en el que los extremismos de derechas vuelven a mostrar toda su rabia, toda su ira y todo su vacío espiritual. Con la diferencia de que esto se ha producido en la ciudad de Málaga. Con la singularidad de que ha tocado a los ciudadanos malacitanos en su propia piel.
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