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Beers and Politics aborda el riesgo autoritario dentro de las actuales democracias representativas

El Catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Málaga, Ángel Valencia, ha tratado el efecto negativo de los ejecutivos autoritarios en el último encuentro de la sede malagueña de Beers and Politics (B&P) celebrado el pasado mes de noviembre en una intervención titulada «En los márgenes de la democracia: ¿el giro autoritario de la política implica unas democracias peores«. Esta sesión, que tuvo lugar en la Librería Café Q Pro Quo, reunió a un nutrido público tanto de personas interesadas como de estudiantes de Ciencia Política que pudieron intercambiar opiniones y reflexiones con el ponente sobre los gobiernos de Trump, Orban, Meloni o Bolsonaro que han puesto en jaque a las democracias en el mundo occidental. De esta forma, B&P Málaga ha abordado cuestiones sobre los cambios en la comunicación política, los estilos de hacer política y especialmente los conflictos políticos y sociales derivados de estos gobiernos populistas que han irrumpido en el panorama recientemente.
El video completo de la sesión se puede visualizar en el siguiente enlace: https://www.facebook.com/BeersPolitics/videos/489815656304979
El negacionismo de la covid-19 defendido por líderes políticos tiene unos efectos más negativos en países no democráticos

Un análisis de los profesores Francisco Collado y Ángel Valencia del Área de Ciencia Política de la Universidad de Málaga muestra como los líderes políticos de carácter populista están en mayor predisposición de defender ideas negacionistas en referencia al coronavirus. Los investigadores recogen este estudio comparado en el capítulo bajo el título «Los negacionistas al poder: discurso y acción política en Trump, Bolsonaro y Magufuli» (De la Garza y Peña-Ramos. 2022. Transformaciones en la vida social a raíz del aceleramiento de la interacción digital durante la coyuntura del covid-19. Ciudad de México: Tirant lo Blanch), que demuestra como distintos ejecutivos de carácter populista que han restado o limitado la importancia de la pandemia han encontrado mayores resistencias y críticas por parte de la ciudadanía en aquellos Estados que eran democráticos, mientras que los que han gobernando en contextos no democráticos han encontrado una mayor cooperación por parte de la sociedad en la asunción de dicho discurso. Además, reflexionan como la presencia de la legitimidad legal-racional supone una mayor garantía para la confianza de las personas en el conocimiento científico como perspectiva para afrontar pandemias globales, pero en cambio un mayor peso de legitimidad tradicional puede implicar un riesgo para la sanidad pública una situación similar. Por último, hay que destacar como el interés económico ha sido el argumento esgrimido por los líderes negacionistas para restar peso a la importancia del virus y limitar las actuaciones políticas en materia de prevención y control de la pandemia.
Macron
Francia ha experimentado recientemente un cambio en su sistema de partidos similar a España. Las fuerzas tradicionales barridas de la escena política y tan sólo dos opciones se han disputado el liderazgo presidencial en su segunda ronda, el Frente Nacional de Le Pen y En Marcha de Macron. A diferencia del sistema español, es difícil predecir aún si estos dos partidos se perpetuarán como un nuevo bipartidismo entre centro y derecha. Mientras que la izquierda, tanto socialistas como comunistas han sido relegados a otros puestos menos importantes de la escena política.
Emmanuel Macron, definido como un liberal de centro o «centrismo extremo» (palabro que los expertos en Teoría Política aún deben definir) es el nuevo cabeza del ejecutivo. Lo que ha hecho que Albert Rivera ya hubiera echado algunas palmas durante la campaña presidencial y posteriormente. Entre sus principales líneas directrices está acabar con el paro -en torno a un 10%- y que afecta especialmente a los jóvenes y retomar el papel de Francia en la Unión Europea. La que, como todos sabemos, no corre en sus mejores horas gracias a Merkel, el Brexit y la brecha económica entre los países miembros.
No es que Macron vaya a hacer que Europa sea más democrática o más unida. Sí al menos viene a poner un segundo eje tras años de ausencia del frente franco-alemán que tradicionalmente había liderado la política comunitaria. De esta forma, la respuesta a la negativa de Trump de cumplir los acuerdos de París sobre el cambio climático y las advertencias a la política exterior de Rusia sean el inicio de una nueva era en la política de la Unión. Aunque, como ya sabemos, en Europa somos muy dados a ejercitar la lengua mientras todo estalla a nuestro alrededor. El tiempo dirá.
¿Una nueva edad oscura?
En la historiografía europea, el concepto «Edad Oscura», alude a una serie de siglos que se sitúan en el tránsito desde la Edad Antigua hacia la Edad Media. Este término poco optimista se agrupó a raíz de una serie de episodios que desestabilizaron las tradicionales estructurales de poder institucionalizado. La fragmentación del poder imperial, las invasiones de pueblos nórdicos, esteparios y musulmanes y la creación de unidades políticas en una escala de alcance local. Con todo ello, no era de extrañar que por aquel entonces los cristianos creyesen que el fin del mundo se acercaba conforme llegaba el primer milenio.
En un reciente twitter de Cospedal, aseguraba que no hay educación ni sanidad pública, sino hay seguridad. Es cierto. La acólita de Rajoy se ha convertido en heraldo de los cuatro jinetes en un tiempo de incertidumbre donde las tradicionales estructuras de poder como los Estados Unidos, gobernados por un presidente populista, o Reino Unido guiado por la insegura batuta de los conservadores caminan hacia una desagregación del poder al nivel nacional. La otrora floreciente Unión Europea, convertida en un feudo de los mandatarios alemanes, y minada por el desacuerdo populista apenas presenta mayores señales para el positivismo.
Tampoco faltan en nuestro tiempo, no ya invasores, sino actores internos capaces de desestabilizar el frágil equilibrio entre libertad y seguridad. El terrorismo islamista, o aquel que alude a alguna legitimación coránica, está a la orden del día como el nuevo peligro para la civilización europea. Sin duda, y salvando las distancias, podríamos hablar de un nuevo episodio de oscurantismo cimentado por la desconfianza en los representantes políticos y el inminente peligro desestabilizador. Un enemigo interno y otro externo dispuestos a erradicar el estilo de vida occidental.
Lucro cainita
Ha salido a la luz que una empresa toledana, Quickfence SA, experta en la construcción de vallados de alta seguridad concursará, junto con otras, por adquirir el encargo de levantar el famoso muro de Trump entre Estados Unidos y México. Esta compañía que tiene entre otros méritos diseñar otros cercados para centros penitenciarios, instalaciones deportivas y de Fórmula-1, ya tiene experiencia en este tipo de estructuras que atentan contra los derechos más básicos del ser humano como la que comenzaron a alzar en Emiratos Árabes Unidos para evitar refugiados políticos procedentes de Arabia Saudita.
Castilla, el corazón de España y origen de uno de los idiomas más hablados, fue el reino que financió la aventura de Cristóbal Colón hacia las Indias. Y cuyo destino fue el fin del comienzo de la creación del imperio español a lo ancho de América Central, América del Sur y el Caribe. Entre estos territorios, México fue una de las regiones preponderantes y actualmente una de las potencias en su zona. Es en esa frontera desértica entre Texas y el Estado mexicano donde Trump pretende construir este nuevo muro de la vergüenza.
Una empresa del país que fundó México, y más aún castellana, pretende ganar millones de euros a expensas de joder a una de sus antiguas colonias. A un país, cuyo patrimonio histórico bebe directamente de la cultura iberoamericana. ¿Qué es esto? ¿A dónde hemos llegado? Sólo nosotros, españoles, cainitas de sangre oscura vivimos con el oro que sacamos de matar a nuestros propios hermanos.