tolerancia

Propuesta de prácticas para estudiantes de Ciencias Políticas

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Los profesores Francisco Collado y Ángel Valencia de la Universidad de Málaga han presentado la ponencia titulada «La argumentación del alumnado ante preguntas clásicas en la Ciencia Política en tiempos del Covid-19» en las VII Jornadas Iberoamericanas de Innovación Educativa en el ámbito de las TIC y las TAC (INNOEDUCATIC 2020) que tuvieron lugar el 19 y 20 de noviembre. Este paper recoge un proyecto de prácticas docentes, adaptado a un formato de enseñanza virtual, para los alumnos de diversas titulaciones que cursan las asignaturas de Introducción o Fundamentos de Ciencia Política y que está enfocado a la organización de equipos de trabajos para responder mediante exposiciones ante debates habituales en la vida pública. De este modo, mediante una fase de documentación, análisis de la información y acuerdo de una postura colectiva, el grupo de alumnos debe defender una determinada posición ante una pregunta clásica en la Ciencia Política. Con esta práctica docente, se busca que los alumnos desarrollen determinadas habilidades como la argumentación, el razonamiento lógico, el juicio crítico y la tolerancia como cualidades básicas para una vida en democracia. Aunque aún no se disponen de resultados de esta propuesta docente que está siendo aplicada actualmente, se presentarán los resultados en un futuro texto.

Basta ya de tonterías

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Basta ya de tantas tonterías. Hoy pienso ir al grano. Tanta sordidez que exhuman los medios de comunicación y las redes sociales. Sobre el atentado de Barcelona, han muerto personas de distintas nacionalidades. En tanto en cuanto si los catalanes son españoles se puede comentar en otro momento, ya que no es una cuestión prioritaria. Educación, cultura, aceptación, en definitiva, tolerancia es un principio de nuestra democracia. Una democracia representativa imperfecta, pero democracia a fin de cuentas. Hay otros formatos de democracias para el gusto de todos ya sea Bielorrusia o Marruecos con un componente más exótico.

La nuestra es una democracia. Europea. Construida históricamente sobre un discurso artificial, sí, como todos los discursos, pues no son productos de la naturaleza, sino de la intersubjetividad humana. Los terroristas que han actuado lo han hecho aprovechando nuestra tolerancia, que jamás debiera ponerse en duda. Si se observan las declaraciones de las personas que conocían a los terroristas de la célula yihadista los calificaban como ciudadanos normales. Fanáticos islamistas, pero de cara hacia afuera plenamente integrados. ¿Quieren darles un discurso sobre multiculturalidad? ¿Sobre historia de las religiones? Y es que no es sólo una cuestión de integración, sino de creencia en una versión distorsionada y embrutecida del islamismo, ya que el máximo cabeza de esta barbaridad fue el imán de Ripoll. Es ahí donde deben estar nuestros cuerpos de seguridad que también son los de los demás musulmanes, cristianos, judíos o mormones que viven en España.

En tanto en cuanto a la cagada de los Mossos que no compartieron información con los otros cuerpos de seguridad del Estado. Ahí está el fallo. Tanta independencia y tanta absurdidez. Como en la Guerra Civil, mientras la II República se caía, los nacionalistas catalanes proclamaban no sé que república bananera en medio del caos más profundo. Mierda barata. Dejémonos de valores postmodernos que sólo llevan a favorecer comodidades que se pagan caras. De independencias y de educar en derechos y valores. Ellos no son bárbaros a los que debamos evangelizar. Porque el musulmán auténtico sabe cuáles son sus valores y no la bazofia de la ciberyihad. No confundamos tolerancia con ingenuidad. Porque se puede pecar de odio, pero también de gilipollez profunda.

Intolerancia de los pies a la cabeza

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imagesEn nuestra democracia, la consolidación de una memoria compartida con respecto a la Guerra Civil y la dictadura franquista es un imposible. Un sueño de una noche de verano apagado tras el acuerdo de las élites que pactaron la Transición. Y es que, la respuesta a dicho muro psicológico que separa la presente democracia -cada vez más dudosa en cuanto a su tolerancia- no fue mejor. El nefasto intento de llevar a cabo una recuperación de dicha «memoria» por parte de Rodríguez-Zapatero indicaba que había una facción más digna que otra. Lo que acabó con una buena parte de la documentación centralizada en Barcelona y una lectura parcial de la Historia.

Esta incapacidad de la izquierda y de la derecha intelectuales para acordar una memoria consensuada se ha convertido en un cheque en blanco para que el Estado sea juez y verdugo de la libertad individual. El reciente caso de la twittera Cassandra, del cual se ha hecho eco The Guardian, llevado ante los tribunales es un ejemplo de cómo se ha legislado para conservar esta impunidad contra el pasado franquista. Hasta un chiste contra Carrero Blanco puede convertirse en un crimen contra una hipotética libertad, la de mantener la amnesia sobre nuestra historia, en contra del derecho de expresión de un sujeto.

Nuestro sistema y nuestra sociedad no quieren un autobús de Hazte Oír recorriendo las ciudades, pero tampoco quiere Filosofía como asignatura obligatoria en el currículo de la educación secundaria. Quienes critican la dura agresión del caso de los titiriteros, son los mismos que se alzan para defender los derechos de los agresores a unos guardias civiles en Alsasua. Tanto nuestra élite, como nosotros mismos, pedimos que se niegue la libertad de otros y se respete la nuestra hasta límites inconcebibles. Una sociedad sin criterio, sin amplitud de miras e intolerante que a la vez teme (y confía) en el Estado como instrumento al servicio del recorte de las opiniones que no concuerden con las nuestras propias. Una herramienta castradora del debate público por el medio que sea.

Un año en el CIS

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camino10
Por una vez, vamos a escribir en primera persona. Hoy una fase de mi camino llega a su fin. He tenido el placer de estar durante todo un año siendo parte del Centro de Investigaciones Sociológicas. De esta institución, me llevo mucho tanto en lo personal como en lo profesional. Compañeros y compañeras, pero también buenos amigos y amigas. Personas que encuentras en el camino y en algún momento se perdieron o se perderán por senderos angostos. Otras que preferiblemente es bueno tener en nuestro rumbo.

Hemos aprendido bastante en relación a las distintas fases de desarrollo de los métodos cuantitativos y demoscópicos. Además, hemos profundizado en el debate y la tolerancia. Algunas veces más, algunas veces menos. Dentro de la diversidad de ideas y pensamientos presentes entre los compañeros y las compañeras, nos hemos dado cuenta que más allá de las cosmovisiones se puede abrir una puerta a lo profundo. A la profundidad del ser humano, que en algún momento tocará suelo en el vacío.

Ahora cada uno continuará con nuevos proyectos e intentando sobrevivir al día a día. Unos con más facilidad, otros con menos. Las siguientes fases abren una incertidumbre en el ámbito laboral, el social y el personal. Sin embargo, la vida es duda y alguien dijo que mientras dudemos es que seguimos vivos. Y detrás de esa duda siempre hay algo que permanece intacto. Nosotros mismos.

Sobre la tolerancia

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En estos tiempos que corren de crisis, se abre el camino para la llamada a los viejos fantasmas. Los espectros del pasado cercanos a los totalitarismos de izquierdas y derecha, en otras palabras el comunismo ortodoxo y el fascismo. Un buen ejemplo, lo tenemos en el ascenso de partidos de extrema derecha en la última década en las democracias europeas.

La entrada de Aurora Dorada en Grecia es simplemente la punta de un iceberg que termina de vislumbrarse. Y tras este caso, podemos citar el Partido de los Autenticos Finlandeses, Ataka en Bulgaria, el Partido Nacionalista Alemán, Frente Nacional en Francia y su homólogo en Bélgica junto a Orgullo Flamenco. Además de, el Partido por la Libertad y la extinta Lista Pim Fortuyn en Holanda, el Partido de la Gente en Dinamarca, Laos en Grecia y Chipre, Alianza Nacional en Italia o el Partido de las Familias Polacas.

Mientras tanto, este ascenso de la ultraderecha y las cifras de paro dan pie para el surgimiento de movimientos de extrema izquierda. Los cuales, son mucho más difíciles de percibir y que hacen peligrar la misma esencia de las democracias liberales y la sociedad libre que defendía Popper. Cuando el sistema falla todos recurren a los extremos, y las derrotas de otros sistemas como el soviético son sólo “fallos” en un intento por experimentar una nueva experiencia 2.0 de economía planificada y censura.

Izquierda y derecha extrema tienen mucho en común. En ambas esferas, se apuesta por la homogeneización social de los sujetos en una comunidad, ya sea la obrera o la nacionalista. Se pierde la individualidad de la persona, aduciendo que es una ilusión y son castradas toda suerte de libertades y derechos. Por eso, en estos tiempos de crisis lo que más debiera defenderse es un valor que parece echarse de menos, la tolerancia. Y saber tolerar es fundamental para tener el pluralismo que toda democracia precisa. Cuidado con los extremos.