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Una investigación analiza los valores políticos implícitos en los planes andaluces de agricultura ecológica

El artículo titulado «Andalusian Organic Farming Plans (2002–2016): Themes, Approaches and Values» escrito por José Francisco Jiménez (Universidad Pablo de Olavide) y Francisco Collado (Universidad de Málaga), y publicado recientemente en Sustainability, estudia los enfoques ideológicos tras los planes de agricultura ecológica desarrollados por la Junta de Andalucía durante las dos primeras décadas del siglo XXI. Esta investigación desarrolla un muestreo teórico-cualitativo a través de una selección de 109 palabras clave que están presentes en dicho documento para el análisis de contenido. De este modo, los autores han detectado numerosos temas relacionados con la agricultura ecológica y los han clasificado en seis campos semánticos vinculados a diversos enfoques y valores promovidos por la Administración autónoma andaluza, entre los que se observa como los paradigmas ecológicos de los primeros planes han ido evolucionando hacia perspectivas más tecnocráticas de la sostenibilidad ambiental en torno al agro andaluz.
Relatos
Alguna vez hemos hablado de la perspectiva del constructivismo en Ciencias Sociales. Esta forma de abordar la realidad política y también de entender la vida, parte de que la misma vida está vacía de contenido de por sí misma. Ya dijo Schopennhauer que la existencia es dura por eso de que es un vacío de angustia y continuó Nietzsche con que la vida está hecha para los fuertes que prescinden de discursos que permiten dulcificar nuestro paso por el mundo. Ante esto, los constructivistas sostienen que nuestro mundo político, económico y social ha sido construido sobre artefactos como ideas, normas, creencias y opiniones que unidas en su conjunto crean discursos.
El discurso, o mejor dicho los discursos, están presentes en cada individuo y momento de nuestra vida. Existe un mercado amplio de distintos discursos (marcos), en los que cada sujeto adquiere aquellos que desea o la parte que mejor le parece de cada uno. Así, a través de la elección de los discursos y su fusión o reconfiguración, cada persona crea su propia visión del mundo. Es por eso, que nuestra sociedad no es una construcción natural al modo de las manadas de lobos o como dijo Aristóteles, sino que es una construcción artificial. Otra cosa es que el ser humano por sus características psicológicas y físicas precise crecer preferiblemente en el interior de un entorno social.
La cuestión es que nuestra existencia está llena de relatos. ¿Por qué triunfa el cine, la literatura o recientemente, el mundo de videojuegos? Porque ofrecen relatos, respuestas alternativas a muchas preguntas que la filosofía, las ideas políticas y las ideologías no han sabido cubrir hasta el momento. Por eso, erróneamente se habla a veces del fin de la historia o del fin de las ideologías, cuando falsamente lo que se oculta es la multiplicidad de relatos que dan sentido a nuestra vida, una vida que de por sí está vacía y hay que llenarla. Ya a cada cual, el contenido que elige para rellenar su copa que es algo sólo posible en la democracia.
Un año en el CIS
Por una vez, vamos a escribir en primera persona. Hoy una fase de mi camino llega a su fin. He tenido el placer de estar durante todo un año siendo parte del Centro de Investigaciones Sociológicas. De esta institución, me llevo mucho tanto en lo personal como en lo profesional. Compañeros y compañeras, pero también buenos amigos y amigas. Personas que encuentras en el camino y en algún momento se perdieron o se perderán por senderos angostos. Otras que preferiblemente es bueno tener en nuestro rumbo.
Hemos aprendido bastante en relación a las distintas fases de desarrollo de los métodos cuantitativos y demoscópicos. Además, hemos profundizado en el debate y la tolerancia. Algunas veces más, algunas veces menos. Dentro de la diversidad de ideas y pensamientos presentes entre los compañeros y las compañeras, nos hemos dado cuenta que más allá de las cosmovisiones se puede abrir una puerta a lo profundo. A la profundidad del ser humano, que en algún momento tocará suelo en el vacío.
Ahora cada uno continuará con nuevos proyectos e intentando sobrevivir al día a día. Unos con más facilidad, otros con menos. Las siguientes fases abren una incertidumbre en el ámbito laboral, el social y el personal. Sin embargo, la vida es duda y alguien dijo que mientras dudemos es que seguimos vivos. Y detrás de esa duda siempre hay algo que permanece intacto. Nosotros mismos.
Los artificios de la política
La política no siempre es algo objetivo o real, muy al contrario puede ser resultado de nuestra valoración subjetiva. El constructivismo es un enfoque que se contrapone al empirismo según algunos autores. Mientras que el positivismo se centra en estudiar datos objetivos y cómo son percibidos por nuestros sentidos, el enfoque constructivista indaga en la subjetividad de las personas para conocer cómo definimos y conceptualizamos aquellos objetos. Desde este punto de vista, el subjetivismo es una de las características básicas de este enfoque, el cual sostiene que aquellas realidades como el liderazgo, la autoridad, el poder, las instituciones y otros elementos de la realidad política son construcciones sociales. Siguiendo esta lógica, el constructivismo sostiene que la política y la sociedad se basan en “constructos” o “artefactos sociales” como las ideas, las creencias y las normas.
Los artefactos sociales están presentes en el fuero interno de los individuos y sólo influyen cuando las personas realizan una acción justificándose en esas creencias, normas o percepciones. Por ejemplo, un líder político socialdemócrata impulsa una política expansiva del sector público porque cree en la idea de que un Estado fuerte es el mejor garante, o un gobierno regional crea una oficina de representación exterior porque considera que sus intereses son distintos a los de la federación. Estos mismos hechos son acciones políticas que se basan en constructos subjetivos como las ideas o la identidad. Por esta razón, el constructivismo busca más una explicación subjetiva de los actos políticos que una relación de causalidad, es decir, interpretar y comprender el discurso que fundamenta las acciones políticas. Por tanto, la interpretación o el interpretativismo es el segundo elemento que fundamenta el constructivismo político.
Esta característica de la interpretación nos pone en relación con un conjunto de planteamientos importados desde la Sociología y la Antropología como son las teorías del discurso, que partiendo de presupuestos similares, pretenden desgranar los significados y el sentido de cualquier discurso. Lo que implica asumir que cualquier discurso supone una construcción sociológica previa –consciente o inconsciente- que define la realidad política desde un punto de vista subjetivo. Como dice Parsons “vivimos en un mundo que hemos construido nosotros mismos” y la conclusión de esa afirmación es la artificialidad de las estructuras y las dinámicas políticas.