rajoy
Administración kafkiana
El hecho de someterse a un procedimiento administrativo es una práctica común en el Derecho Administrativo. Es la forma en la que los ciudadanos se relacionan con un ente formado por instituciones y organismos de los que obtienen determinados incentivos positivos y negativos para desarrollar multitud de facultades, obtener información, ejercer derechos y un largo etcétera. Cuando se desarrolló la transición a la democracia, fue necesario suprimir y actualizar diferentes normas administrativas coherentes con los nuevos tiempos.
A fechas del presente y especialmente en el Gobierno Central, se está buscando agilizar y hacer más eficaz a la Administración. Dicho de otra forma, evitar procedimientos largos y costosos en términos económicos. Lo cual se está llevando a cabo de una forma desastrosa. Y es que, con procedimientos rápidos, lo que se consigue es un funcionamiento más que ineficaz, injusto de las instituciones en sus relaciones con los administrados.
Esa filosofía de concebir no ya sólo a las empresas públicas, sino al conjunto de la Administración como un ente basado en la competitividad y la ley del mercado es un buen ingrediente. Sin embargo, el Gobierno de Rajoy ha seguido este lema hasta sus últimas consecuencias. Y ciertamente, las últimas consecuencias es que la Administración española se ha convertido en una suerte de universo kafkiano. Un lugar donde haga lo que haga el sujeto, se expone a la incertidumbre constante sobre su destino y la certidumbre de la inutilidad de esta institución.
Elogio liberal, retracto popular
En estos tiempos que corren, existen modas ideológicas y aparentemente contrapuestas. En tiempos de crisis, adscribirte a una corriente de pensamiento político parece una respuesta de verdadero o falso, de permitido o prohibido, de acierto o de pecado. Ese culto politeísta del que habla Giddens en los albores de la postmodernidad, es un fantasma errante en la difícil política española. O estas con el sistema que es algo así como obedecer a Alemania y consentir la injusticia, o estas contra el sistema que representa su subversión hacia un modelo que ya se ha demostrado que es inviable en la práctica política.
Probablemente, estemos en la fase inicial de un nuevo tipo de autoritarismo o totalitarismo del siglo XXI, que aún no ha sido diagnosticado por la Ciencia Política y la Filosofía Moral. Seguramente también, una ideología permisible es la que se basa en la libertad de pensamiento liberal-democrático, una suerte de relativismo moderado y limitado por los derechos individuales. Y aquí es donde la personalidad y la individualidad de cada uno y cada una deben jugar un papel crucial.
Desde el Gobierno del PP, se está imponiendo una lógica bastante peligrosa en lo que Lakoff y Goffman llaman los “marcos”. El marco popular impone que estemos a favor de la posición predominante de los bancos, de las subidas de impuestos y recortes y de aceptar el aumento del desempleo hasta que el Estado saneé sus cuentas. Y además, aspiran a que los liberales españoles aprueben esta ideología bajo pena de herejía.
Sin lugar a dudas, un liberal-democrático no se plegará ante esta bazofia de marco, poco refinado y más aún injusto. Nadie que sea liberal puede aceptar una subida de impuestos, nadie que sea liberal puede permitir que su propiedad privada y la de sus ciudadanos sea violada por una entidad fantasma que juega con dinero invisible, nadie que sea liberal permitirá una intervención tan inútil del Estado en la economía. Y sin embargo, los populares tienen el descaro de reclamar la ideología liberal en sus estatutos, un lugar del que por ahora no ha salido.
Las falsas interpretaciones de las elecciones vasca y gallega
En los próximos días, vendrán los expertos e iluminados de los distintos partidos a valorar los resultados de Galicia y del País Vasco. Entre las hipótesis que se barajan hay dos que son especialmente erróneas y preocupantes. Por un lado, la afirmación de que la victoria popular gallega es una aceptación positiva de los recortes de Rajoy. Por otro lado, la creencia de que la pérdida de votos socialistas en detrimento de populares y nacionalistas es un rechazo de la oposición de Rubalcaba.
En términos politológicos, es factible afirmar que los anteriores factores han jugado un papel en el desenlace de la campaña. Sin embargo, hay aspectos que tampoco se deben olvidar. En Galicia, se encuentra uno de los principales feudos populares y tradicionalmente ha sido una comunidad de derechas y a la antigua usanza. Es ilustrativo, el estudio de Guillermo Márquez sobre los políticos franquistas que después de la transición repiten como concejales democráticos en los municipios gallegos. O dicho de otra forma, la continuidad de los viejos notables de provincia en esta región.
En segundo lugar, la cuestión vasca debe ser analizada desde dos causas. La primera el rechazo al bipartidismo presente en España actualmente por la mala gestión de Rajoy y el desencanto socialista a Rubalcaba. Y la segunda, el auge de los nacionalistas propiciado por la iniciativa de Mas de invertir políticamente por la independencia de Cataluña, junto a la subida de la izquierda abertzale. He aquí, donde sí hay que pensar y reflexionar sobre la deriva de estas comunidades, una feudo popular y la otra convertida en una suerte de sistema multipartidista en su cámara autonómica.
El rescate llega y el IVA engorda
La prima de riesgo aprieta y ahoga. Aunque no estemos a la profundidad de Portugal, el que se vende como modelo de rescate a seguir. Con un aumento de los recortes sin precedentes, la implantación del copago sanitario y este fin de semana, el aumento de las cotizaciones a la seguridad social. Miren ustedes, el Estado se convierte en un negocio poco rentable mucho aprieta, poco hace y nada aporta. Y es que, se rumorea que ya se están abriendo las cuentas de las presentes cotizaciones para pagar las pensiones de jubilados y desempleados.
El futuro imaginado está aquí. Rajoy que tanto criticó de Zapatero no es más que un bucle de su predecesor. Mano dura, silencio ante los medios y seguir los pasos de una Europa distópica. Una sociedad perfecta donde Merkel se convierte en la dama de hierro comunitaria y garantiza a todos la felicidad. O dicho de otra forma el “german way of life”, contratos de pocas horas pagados con salarios basuras.
Mientras tanto, nuestro IVA alcanza la obesidad morbida gracias al sobrepeso que le entregó el PSOE y su raquítico compañero el Sueldo Mínimo Interprofesional mantiene una draconiana lejanía con la primera. En el mercado común europeo, no hay competencia desleal, pero acaso no debemos cuestionar que los Estados miembros ofrecen distintos productos con una competencia abismal.
La tecnocracia de Rajoy
El Ejecutivo ya ha cumplido su misión final y esperemos que así sea para deslegitimar sus votos. Subida del Impuesto del Valor Añadido y modificación de la progresividad del IRPF. Con ello, Rajoy termina de demostrar la sintomatología de su esquizofrenia tiránica que ni representa a los españoles, ni a Europa, sino que nos convierte en un títere de la tecnocracia europea. España no es más que una provincia cual antigua Spania bizantina o Hispania Romana de la banca autocrática de Alemania.
La auténtica derecha, la derecha dura y conservadora, pide sacrificios a los borregos para mantener el status quo de la clase política y bancaria. Ella, auténtica enfermedad terminal de España y de su sociedad, si la situación no cambia por el azar o por el esfuerzo del pueblo español que ha sido el único que ha sacado a este país adelante, ya sea expulsando a franceses a tiro limpio o pidiendo el paso a una democracia.
Este Gobierno tiene los días contados, o los tendrá la sociedad. Nunca jamás antes desde el franquismo ni en los años del socialismo hipócrita de Zapatero, se ha vivido situación tan ardua y dura. Y no lo dice el escribiente, son palabras que subraya de grandes plumas como las de Pérez-Reverte o Roberto Centeno. Columnistas no estrictamente de izquierdas que han apoyado el cambio de los inútiles que llevan las actuales carteras ministeriales. Lo que tenemos ahora no es más que una tecnocracia de petimetres.
El señor de las tijeras
Los recortes en cualquier cartera están a la orden del día. A diario, la prensa retransmite los entresijos de la sastrería de Moncloa donde se recorta de todo, menos el sueldo del personal estatutario, dícese los políticos. Y es que, si la prioridad que vendía el PP durante la campaña era el empleo, ahora se ha convertido en ajustar las cuentas macroeconómicas para quedar bien en la familia europea. Y según algunos, para no caer en un rescate que puede salir a la griega.
Las soluciones de los recortes son sólo medidas a medio plazo. Ya que aún así, no se conseguirá atajar con el problema de raíz que es la caída de la producción y el empleo. Como decía un prestigioso profesor de Economía, Rajoy se ha convertido en el señor de la tijera. Cortes y descosidos por un lado y por otro, pero nadie se encarga de reactivar la economía que es la auténtica cuestión que está al fondo del telón.
Las pymes siguen sufriendo y el comercio local continúa cerrando. Mientras, se anuncia que el primer trimestre de este año se ha iniciado una recesión producida por las cuentas heredaras de Zapatero y los recortes del actual ejecutivo popular. Y así, seguirán cerrando unas empresas y otras. Como decía el refrán, primero fueron a por mis vecinos de la calle de arriba, después a por los otros y así hasta que el último fue uno mismo. No habrá escapatoria a la economía si la dirección del Gobierno va a ser “feudalizar” una sociedad que ya empieza a dar pasos de gigantes hacia atrás.
- ← Anterior
- 1
- 2
- 3
- 4
- Siguiente →



