La profecía de los inversores
El capital internacional duda de la rentabilidad de España. Esto no es nada nuevo, pues aunque las cifras de empleo parecen que se están recuperando, la corrupción es el gran cáncer que azota al país. Si entendemos que esta corrupción está asentada en el partido que gobierna más aún, los inversores extranjeros plantean dudas sobre si merece la pena dirigir fondos al mercado español.
Se ha comentado esta semana, que es posible que la reducción de las inversiones en los próximos días sea debido al temor a la dimisión del Gobierno de Rajoy. Un hecho que podría producirse si toda la información del caso Bárcenas sale a la luz y termina por salpicar prácticamente a toda la cúpula del Partido Popular. No cabe duda que gran parte de este grupo político está mancillado. Sin embargo, vaticinar su disolución y la convocatoria de elecciones manifiesta un desconocimiento del comportamiento político de nuestra élite.
Visto desde el tiempo, el adelanto electoral de Zapatero crea una imagen más amable del mismo. No obstante, no es amabilidad ni lógica, lo que podemos pedirle a este gobierno que se desmorona entre el aumento del paro y las cifras de pagos ilegales que se hacen públicas. Rajoy no dimitirá porque goza de mayoría absoluta y porque creen fielmente que los plebeyos han depositado su confianza en ellos. Dicho de otro modo, el mismo ejecutivo se mira a sí mismo como una suerte de mesías que combate contra datos macroeconómicos en el desierto de una opinión pública que le ha abandonado. Si bien, no se cumplirá la profecía de los inversores, pero sí la de la visión megalómana de Rajoy a sí mismo como un enviado.
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