Relaciones internacionales

Adiós al Comandante

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fidelLa muerte de Fidel Castro, el último gran dictador comunista de la Guerra Fría -con excepción de los herméticos señores de Corea del Norte- ha muerto. Parece, y seguirá pareciendo un mito hasta que lo asumamos con el paso de los días, increíble que quien experimentase varias decenas de intentos de asesinatos por los servicios de inteligencia de Estados Unidos haya fallecido definitivamente a los noventa años de forma natural. O al menos, no premeditada con acuerdo a un plan de política exterior de Washington.

A nadie deja indiferente esta muerte, ni a los partidarios ni a los detractores, pero mucho menos a aquellos que se sitúan en una delgada línea entre el amor incondicional y el odio exacerbado. Ciertamente Castro después de derrocar el régimen de Batista, hizo suyo ese lema de Lenin de: «¿y la libertad para qué?». No ya tanto aduciendo que fuera un engaño creado por la supraestructura capitalista, sino argumentando que era necesario fortalecer la gobernabilidad del sistema de la isla caribeña. Lo que supo manejar inteligentemente colocando a Cuba dentro del panorama internacional durante la crisis de los misiles en medio del enfrentamiento entre los dos bloques.

Lo que parece que se olvida y que nadie ha hablado, es la posición que ocupará actualmente Cuba en las relaciones internacionales. Ya que desde su independencia a finales del siglo XIX, había sido uno de los cotos privados de la Casa Blanca y después del largo paréntesis de la dictadura castrista, cabe preguntarse qué lugar ocupa Cuba también en la agenda española. Dicho de otra forma, durante más de un siglo España ha dejado de lado a la antigua colonia cubana, dejando que la primera potencia y otras como la URSS campasen a sus anchas entre las cálidas costas caribeñas. Cuba no ha estado en la agenda española, salvo cuando se ha tratado de crear confrontación política entre la izquierda comunista y la derecha. ¿Y ahora qué?

Ciudadano Trump

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Republican presidential candidate Donald Trump speaks to supporters as he takes the stage for a campaign event in Dallas, Monday, Sept. 14, 2015. (AP Photo/LM Otero)

El mundo ha gemido después de conocer el ascenso de Donald Trump como nuevo Presidente de los Estados Unidos. Las encuestas que daban la victoria a Hillary Clinton han fracasado y después de ocho años de los demócratas en la Casa Blanca se produce una alternancia republicana. Desde Bruselas, miran con ojos escépticos y desconfiados al flamante comandante en jefe, mientras las bolsas de distintos países empiezan a dar síntomas de ansiedad, entre ellas las del BBVA que tiene gran parte de su negocio en México.

La gente, sobre todo fuera del país, se preguntan cómo es que este señor con un discurso misógino, xenófobo y excluyente ha alcanzado a ser cabeza del ejecutivo. Incluso los manifestantes que hace unos días se han pronunciado frente a la Torre Trump están atónitos con tan díscola elección. Como dijo Fernando Savater este fin de semana, la democracia implica que tengamos compartir la cosa pública con otros ciudadanos menos agradables a nuestros oídos. Y eso es tanto lo bueno como lo malo, ya que la otra opción sería lanzar a estos sujetos fuera de las instituciones, lo que ya no sería ni democrático ni sano para una democracia que tiene que acoger incluso a las posiciones más extremistas en su seno.

La democracia americana se encuentra en un panorama de polarización social, donde el discurso de Donald Trump ha captado las esperanzas y los miedos de las clases baja y media. Sobre todo cabe pensar en los tradicionales trabajadores de las ciudades industriales como Detroit, lanzados al desempleo y a la carencia, que observan en el nuevo Presidente una luz al túnel de una situación, producida presumiblemente por los latinos y otras etnias que ocupan sus puestos de trabajo. No obstante, cabe observar hasta qué punto es realizable la agenda política que Estados Unidos pretende implementar con su nuevo ejecutivo y entre las cuales o son irrealizables o ya se han hecho antes.

Agenda oculta en la gobernanza española

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agenda-ocultaEn distintas columnas, el arribafirmante ha advertido de la senda anti-democrática de la Unión Europea en los últimos años. Desde el día y hora, en que se fragmentó eso que los medios de comunicación llamaron como el “eje franco-alemán”, las comunidades europeas se han convertido en una suerte de instrumento tecnocrático en manos del Gobierno alemán. La batuta germánica que se ha impuesto durante los años de la crisis económica ha venido a exigir a la mayoría de los países una serie de condiciones para cumplir sus objetivos económicos. Estos objetivos económicos, marcados según los cálculos y las estimaciones del Banco Central Europea, han subeditado a la calidad democrática y el Estado del Bienestar a un segundo plano. España, Portugal, Italia y Grecia son las nuevas colonias en las que el IV Reich se ha instalado, sin necesidad de usar los tanques simplemente a los cuerpos de funcionarios comunitarios.

La necesidad de ajustar a la maltrecha España y evitar la prolongación de la ausencia de ejecutivo por un año más estaba en la agenda alemana. Una de las economías más pujantes de los países mediterráneos, la cual ha empezado a despegar, no podía continuar con una crisis de gobernabilidad a ojos de Merkel. Eso contravendría los intereses económicos depositados en el país ibérico y su rápida necesidad por encaminarse hacia los nuevos recortes impuestos desde Bruselas. ¿Y acaso no cabe pensar que hay un fino hilo desde la agenda internacional alemana hasta la crisis interna del PSOE? Les diré que sin lugar a dudas, dicha relación de causalidad existe, aunque pueda parecer difícil de vislumbrar a simple vista.

Hace ya una semana que alguien le preguntó a Rajoy en las instituciones europeas que si volvería a repetir como ejecutivo. La respuesta directa fue afirmativa. El partido más votado en las penúltimas y últimas elecciones de España era el que ha conseguido sacar a España de la crisis a golpe de limitaciones presupuestarias y sólo el segundo partido más votado, con el liderazgo de Pedro Sánchez, se oponía a su investidura en esta España asediada por los radicales de Podemos. Era necesario que el PSOE que ha sido uno de los partidos fundamentales en la gobernabilidad de España sacrificase sus postulados políticos en favor del sistema y se abstuviese en la investidura de Rajoy. Desde las opacas y selectas élites supranacionales que representan Felipe González y Juan Luis Cebrián hasta el ámbito subestatal socialista liderado por Susana Díaz, se ha trabajado en esta operación de desatoro de las poleas y mecánicas partidistas para acabar con un Secretario General que había sido elegido en primarias y dar vía libre a los cauces de la gobernabilidad, aunque a su pesar arrastrase el cadáver de la extinta socialdemocracia convertida en capitalismo residual. Y ahora, cabe preguntarse hasta qué punto la situación actual, tanto la fractura del PSOE como la segunda legislatura de Rajoy, responde a intereses constitucionales y democráticos o a los intereses de una agenda internacional que se escribe desde Bruselas y otros salones más opacos.

La colonia española después del Brexit

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Alcaidesa urbanization in the foreground. Panorama of Straits of Gibraltar. Summer day morning. British overseas territory. Mediterranean sea.El referéndum anglosajón manifiesta la respuesta positiva a su salida de la Unión Europea. Hacía ya algunos años, que entre la población de mayor edad en Reino Unido existía un deseo de abandonar el gobierno de Bruselas. Entre las razones sostenidas se encuentran principalmente que no existía un beneficio neto para este país sobre su permanencia.

Se debe recordar que los ingleses siempre entraron a la Unión Europea con un estatus especial como condición para quedarse al igual que su compañero de andanzas, Dinamarca. Y es que, en los setenta y ochenta existían aires propicios para acceder al mercado europeo. La década de los noventa cambió el contexto y el saldo real era negativo, ya que debían respetar ciertas imposiciones comunitarias. No obstante, ni laboristas ni conservadores estaban preparados en aquel momento para plantear una salida del tratado. El sentimiento estaba presente ahí desde hacía más de una década, pero necesitaba que los partidos políticos tomaran esa demanda como propia. No ha sido hasta la campaña de Cameron en 2015 y el ascenso del UKIP que este problema se ha convertido en un “tema” dentro de la agenda institucional.

Una vez canalizado por las fuerzas políticas, el problema ha sido pasado al referéndum. Un ejercicio democrático del que muchos países del Sur de Europa quisieran disfrutar, aunque fuera con mayor periodicidad de lo habitual. Finalmente, el Brexit ha sorprendido a europeos y no europeos, a inversores y no inversores con su aprobación. La pregunta que surge es si los votantes del Brexit y los políticos ingleses se han preguntado que pasará en España, donde existen dos cuestiones. Primero, la considerable cantidad de ingleses que viven en España -aprovechando los acuerdos en materia de libre circulación, ciudadanía europea y pensiones- en lugares como Andalucía, Valencia y Baleares, entre otros. Segundo, el estatus de la colonia británica de Gibraltar que ahora debe mover ficha entre si establecer una frontera ordinaria -no europea- o si prefiere optar por algún acuerdo de integración, sea de la naturaleza que sea, con España.

Cobardía

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atentado-bruselasLas respuestas al atentado del aeropuerto de Bruselas donde se contabilizan varias decenas de víctimas mortales no se han hecho esperar. Como señala Ignacio Torreblanca, las acciones del terrorismo islámico son en letras mayúsculas contra Europa, pero la reacción europea se escribe en letra minúscula. Desde los atentados del 11M, los de la redacción de Charlie Hebdo, los atentados de París el año pasado y el reciente en Bruselas junto a otros episodios son una muestra de que el sector más radical del mundo musulmán lucha contra una entidad a la que considera monolítica y ante la que se define -pues para definirse como señala Laclau es necesario hacerlo frente a terceros- como occidental.

Cada vez que se produce un atentado, las autoridades de los Estados dudan si pulsar el botón de aumento de alerta terrorista. Lo que conlleva los consabidos riesgos para la seguridad y la pérdida económica que producen no hace falta enumerarlos. A la luz de la mayoría, son obvios y perjudiciales. La pregunta es si cada vez que se produce un atentado vamos a estar escondidos y temerosos en nuestros hogares, interrumpiendo viajes y avisando a nuestros familiares en la lejanía de que “estamos bien”. Porque si recuerdan, cuando Francia aumentó su ofensiva tras los atentados de noviembre, fueron multitud de sectores de la opinión pública los que protestaron contra dicha actuación.

En la izquierda en general y en algunos sectores de la derecha política europea, se ha instalado un doble miedo interno. El miedo a actuar con contundencia frente a objetivos que pueden ser claramente definidos y el temor a las respuestas más sensibilistas desde la opinión pública. No cabe sensibilidad contra un enemigo que está dispuesto a acabar con su propia existencia de per se a costa de dañarnos a nosotros, a Occidente. El gran problema de Occidente es que existen posturas que creen que la coacción no es el mejor medio para combatir el terrorismo islámico y el hedonismo acomodaticio que se ha instalado entre una izquierda aún seducida por el multiculturalismo que cree que se puede domesticar a los terroristas islámicos. Al respecto, no se debe olvidar que los perfiles de los nuevos terroristas son los de musulmanes de segunda y tercera generación que han conocido la democracia y las comodidades europeas, no al alcance en los países de origen de sus familias. Mano dura.

Aristocracia diplomática

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aristocracia-italiaLa nobleza fue uno de los actores que perdió poder durante la creación de los Estados. La centralización de funciones burocráticas, militares y logísticas en cuerpos profesionales de funcionarios fue un proceso continuo en esta forma de organización. Sin embargo, los aristócratas que habían visto perder su influencia, mantuvieron cierta preeminencia en determinados ámbitos como la representación diplomática. Por eso, en España se suele hablar de la “gran familia” cuando se alude a uno de los cuerpos más opacos y que manejan una cuota considerable del presupuesto público como son embajadores, cónsules y funcionarios del cuerpo diplomático. Si bien, en países mediterráneos como Italia la composición de estos cargos suele ser similar.

Hace unos días, el arribafirmante acudió al viceconsulado de la república itálica en la ciudad malagueña para resolver un trámite sencillo como la solicitud del “codice fiscale” o número de identificación fiscal. Ante esta petición, los trabajadores del organismo desconocían el modelo de formulario a rellenar y la documentación a presentar, remitiéndose a las instrucciones en la página web. Tras ello, el administrado no residente italiano procedió a llamar al consulado general en Madrid donde volvieron a indicar que siguiese las instrucciones de su vademecum en la red. Enviada la “richiesta” a la agencia italiana, se ha mantenido una espera de una semana para obtener respuesta.

Sin noticias, se vuelve a contactar con el consulado italiano en Madrid para preguntar por el estado de la solicitud. Desde la representación, indican que no es competencia suya atender estas peticiones y que se debe contactar con la Agenzia delle Entrate. El administado llama al organismo donde una centralita le remite con un funcionario ordinario del territorio italiano, en este caso Carlo Moroni. Tras escuchar mi situación, este honrado funcionario de Pescara me indica que según la normativa es competencia de los consulados italianos recibir y expedir el codice fiscale para no residentes. Remite los principios de iure y argumentando en dicha línea, el solicitante vuelve a contactar con el consulado italiano en la capital española, donde le dicen que definitivamente “sí” es su competencia. Si bien, que espere unos 20 días y si no tiene noticias -silencio administrativo- que vuelva a contactar.

Esta situación ilustra perfectamente el funcionamiento de los sistemas adminitrativos de países mediterráneos. Auténticas catedrales institucionales donde existe una relación inversa entre las normas que rigen el funcionamiento de sus órganos y la eficiencia de los mismos. Si bien, estas máquinas draconianas de normas y trabajadores estatales se sostienen gracias a una figura -como la de Carlo- que es el funcionario con sentido de servicio público. Sin esas personas anónimas que trabajan tras un mostrador o encerradas en un despacho y que creen, que por sus méritos y formación, tienen el sacrosanto deber de guiar a los administrados no habría salida de este laberinto kafkiano. Ese funcionario profesional y comprometido es la energía que hace mover las artítricas extremidades de administraciones no sólo como la italiana, sino como la española, mientras una casta adscrita al “ius sanguis” se preocupa más por decorar la embajada con el último jarrón de la dinastía Ming que es sufragado con el erario público.

No todo es venganza, también protagonismo

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iglesias-yihadismoLas declaraciones de Pablo Iglesias ante su rechazo para sumarse al pacto antiyihadista apoyado por PP, PSOE y C’s ha causado furor en las redes. Desde su tribuna ha sostenido que esta postura representa un alegato de la venganza. Mientras que ha propuesto una serie de medidas para acabar con la guerra en Oriente Medio. Entre ellas, el cese de la venta de armas de las potencias occidentales a las partes implicadas que es un hecho objetivo. Por desgracia, esta apuesta en solitario ha quedado en papel mojado cuando unas horas después se ha escuchado a su jefa de prensa calificar como “fachas” a los franceses que cantaban “La Marsellesa” en la embajada gala ante España.

El discurso de Podemos es un intento de encauzar una canción independiente, pero que termina desentonando entre los partidos del “régimen del 78”. A la par que se hace un guiño a formaciones como Bildu para la conformación de gobiernos locales. Un auténtico juego de malabarista para tener una posición política lo suficientemente acaparadora como se presume de un partido atrápalo-todo, pero lo suficientemente hipster como para no ser una marca blanca de la socialdemocracia española. Difícil juego. No obstante, Iglesias habría tenido la opción de sumarse al pacto antiyihadista y proponer enmiendas o modificaciones al mismo como uno de los partidos participantes.

La cuestión de fondo es que el pacto antiyihadista fue propuesto por los populares, es decir, fueron los conservadores quienes pusieron el tema sobre la agenda hace unos meses. Por su parte, el líder de Podemos ha intentado echar un pulso, siendo el quien ostentase el control de la agenda y estableciendo en qué parámetros se debía tratar el tema del terrorismo islámico. Lo que obviamente le ha dejado en una posición minoritaria. Pese a ello, Iglesias no tiene porque preocuparse ya que existen antecedentes de partidos que no apoyaron pactos claves consensuados por una amplia mayoría y que después se han convertido en partidos de masas. Recuerden al Fraga de Alianza Popular que decidió no firmar la Constitución de 1978 debido a discrepancias con temas como el divorcio y la libertad de prensa.

Hablando de refugiados, ladran los Bardem

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refugees

La llamada “crisis de los refugiados” ha estallado de lleno en el corazón de Europa. Desde hace unas semanas, la opinión pública asiste atónita a los centenares de miles de sirios que huyen de la guerra civil. Desde la derecha europea, las respuestas han oscilado desde el rotundo rechazo hasta la asimilación heredada de los socialdemócratas, como ilustra Merkel en este último caso. Desde la izquierda, su expresión ha pasado desde la acogida planificada hasta las voces que culpan a Europa de la tragedia siria. Ante esta situación, la Unión Europea ha procedido al reparto de cuotas de refugiados entre los países miembros, correspondiendo una cantidad aproximada de 15.000 personas para España. Una política que probablemente sea la más razonable al atenerse al tamaño, las capacidades económicas y el potencial de cada uno de los países miembros.

Sin embargo, esto parece que no ha gustado mucho al honrado gremio de artistas, ese sector que se viste con la bandera republicana y que vive gracias al suministro de dólares hollywoodiense. En concreto, Miguel Bardem ha difundido un cortometraje, bajo el títutlo «¿Quién da más?» en el que presenta a los refugiados como un producto en subasta entre los países miembros, recordando que más de 15.000 huidos de diferentes conflictos bélicos han perecido en las últimas décadas. Y ciertamente, es innegable que permanecer impasible frente a este drama humanitario es un auténtico acto de indolencia. Ahora bien, otra postura distinta es, aquella que manifiesta Bardem y algunos sectores de nuestra izquierda, que señalan a Europa como culpable de la guerra civil en Siria.

Desafortunadamente, los artistas son dados a los argumentos emotivos, pero poco razonados. Para comenzar, el origen de la guerra civil siria reside en el fracaso del cambio de régimen durante la llamada “primavera árabe”. Este país que durante muchas décadas ha sido una dictadura personalista, de corte soviético y autoritario, experimentó una serie de manifestaciones públicas en las que se abogaba por un aumento de las libertades y una transición hacia un régimen democrático en 2011. La violenta respuesta de Al Assad contra los críticos y la penetración de fundamentalistas islámicos entre la oposición, que más tarde ha venido a llamarse “Estado Islámico”, fue la primera chispa del conflicto que se ha prolongado por un lustro. Durante estos cinco años, pocos miembros de nuestro honrado cuerpo de artistas, y en concreto de la familia Bardem, se ha acordado de este drama.

Siguiendo en nuestra argumentación, la obligación de acoger a los refugiados es política, pero no legislativa. Ni la Constitución Española, ni las normas comunitarias obligan al Estado a aceptar una cantidad determinada de refugiados. Hasta hace unos años, operaba el llamado “sistema de Dublín”, según el cual, el país al que llegaba un refugiado, era el que debía de ocuparse de su acogida. Ahora bien, el actual recurso al reparto de refugiados está basado en una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que afirma que si un país miembro no tiene capacidad para acoger a los refugiados, debe procederse a efectuar un reparto equitativo. Además, hay que señalar que la acogida de refugiados es una cuestión de soberanía, por lo que, es cuestión de cada Estado decidir su postura al respecto.

Por otro lado, en el corto de Bardem se confunde inmigración ilegal y refugiados. No es lo mismo, ya que la inmigración supone un cambio del lugar de residencia, y en última instancia, la adopción de una nueva nacionalidad. En cambio, el refugiado es una persona para con la cual, el Estado de acogida, se responsabiliza de asistir materialmente y brindarles protección. En este sentido, aunque Rajoy y algunos indicadores con intereses electoralistas hablen de mejora económica, España aún no ha salido plenamente de la crisis. Por lo que, se debe tomar cierta precaución, antes de decidir la cantidad de refugiados que el país es capaz de atender adecuadamente.

Ciertamente, este video pasará a la lista de episodios de hipocresía política que rodean a la familia Bardem. Entre estos capítulos se puede recordar la postura de Javier Bardem a favor de la causa palestina, mientras su mujer, Penélope Cruz, daba a luz en Monte Sinaí, un reputado hospital hebreo de Los Ángeles; el apoyo de Bardem a los trabajadores de Coca Cola que sufrían un ERE, la misma técnica que su familia empleó para intentar despedir a los trabajadores de su restaurante; o la defensa de la sanidad pública cuando el clan ha usado la clínica Ruber Internacional de Madrid. En estas condiciones, es difícil tomar en serio los argumentos presentados por estos cínicos.

El aprendizaje de la Invisible: de la cultura vetusta a la abierta

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El actual caso de la Casa Invisible y su pervivencia como una institución reconocida legal y socialmente por distintos autores, músicos y escritores; viene a ejemplificar el cambio de orientación de una política pública municipal y el aprendizaje institucional a través de la reacción de un actor político, el colectivo de artistas e intelectuales ajenos al establishment del municipio; frente a la política corporativa de promoción cultural realizada desde el consistorio hasta 2011. Además, lo que originariamente parecía ser un conflicto entre artistas, los oficiales y los no oficiales, por acceder a la arena cultural también comenzó siendo un conflicto entre políticas culturales con distintos objetivos y fines orientadas desde gobiernos de diferentes niveles y signo político.

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A principios de la década de 2000, la Diputación Provincial de Málaga gobernada, por PSOE e IU, puso en marcha distintas iniciativas para promover a jóvenes creadores y artistas alternativos al mercado local de la mano del gestor cultural Antonio Troyano. Entre estas actuaciones se incluían las muestras itinerantes de obras plásticas, la publicación de obras colectivas (poesía, narrativa, teatro) y otras dirigidas a difundir a estos artistas. Mientras tanto, el PP de la capital malagueña había desarrollado una política corporativista destinada a continuar con la publicación de colecciones de autores e intelectuales pertenecientes a las élites locales y las familias tradicionales.

En 2005, las actuaciones de los artistas más jóvenes e innovadores culminó con su institucionalización a través de la creación de una entidad privada, El Gabinete de Hyde, promovida por Antonio Troyano y ya escindida de la política cultural de la Diputación Provincial e instalada en la conocida calle Nosquera 9-11. El inmueble donde se había situado disponía de tres plantas y amplias salas para distintos usos: galería de arte, alquiler de aulas, imprenta, etc. Dos años más tarde, la entidad de Troyano cierra sus instalaciones para trasladarse a un local más pequeño y reconvertir el Gabinete en una empresa de gestión cultural.

Ante esta situación, distintos colectivos antiglobalización y artistas e intelectuales provenientes de la autogestión cultural deciden ocupar el local de Nosquera durante la celebración del Festival de Cine de Málaga en 2007 y ofrecer una agenda cultural alternativa (conciertos, teatro, etc.) durante esos días. A partir de esa experiencia, la ocupación del inmueble se hace efectiva y se habilita por parte de los grupos implicados siguiendo el ejemplo del Patio de Maravillas en Madrid y la Tabacalera en Barcelona. En los próximos años, estos grupos reafirman su intención de continuar con el proyecto, al que bautizan como «Casa Invisible», mientras el Ayuntamiento desea implementar en el mismo edificio una incubadora de empresas. Si bien, la situación se silencia y se mantiene el status quo de la ocupación, que gana apoyo de distintos intelectuales e instituciones como la Diputación Provincial, mientras las instancias municipales se mantienen inactivas por su parte.

En 2011, tanto la Diputación de Málaga como el Ayuntamiento de la capital son del mismo color político y con la intención de evitar el conflicto entre las posturas de ambas instituciones se decide llegar a un acuerdo con los artistas de la Casa Invisible y la Junta de Andalucía a través de un convenio. En este convenio se exige a los colectivos implicados a asumir los gastos de inmueble y mantener una agenda cultural a lo largo del año, mientras que el Ayuntamiento y la Diputación reconocen la legalidad del proyecto. A su vez, el consistorio malagueño aprende de esta experiencia y cambia su política cultural corporativista: eliminando las colecciones de artistas veteranos realizadas por la concejalía de Cultura e implementa espacios colectivos para jóvenes artistas (Caja Blanca, locales de ensayo, etc.) a través de la delegación de Juventud, De esta forma, se observa como la reacción original de los colectivos ocupantes del edificio de calle Nosquera llevó a un cambio de orientación en la política cultural del Ayuntamiento de Málaga cambiando los fines de la misma, que deja de ser élites para convertirse en una política cultural abierta a nuevos creadores.

La extrema derecha golpea en Ucrania

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Hace apenas unos días, un grupo de militantes del grupo ultra-derechista Praviy Séktor ha cometido una de las mayores carnicerías que se recuerdan en los últimos años en la Europa civilizada. Un total de 43 personas quemadas y más de un centenar y medio de heridos han sido el resultado de las acciones violentas efectuadas contra militantes de partidos de izquierdas, sindicatos y de Borotba por esta facción nazi, quienes aluden que estaban actuando contra los opositores al gobierno de Kiev. A lo que nuestra querida prensa, por ejemplo ABC, tilda de un «incendio provocado».

Esto es una señal de como el nacionalismo eslavo ha tenido y tiene una gran capacidad para reciclar el pasado comunista y convertirlo en una ideología de extrema derecha. Se puede mencionar la aún reciente guerra de los Balcanes, el nacionalismo ruso y este reciente caso, como una muestra de esta capacidad de producción ideológica. En el conflicto de Ucrania, cada vez son más los asesinatos y ataques contra civiles que se están produciendo por parte de ambos bandos.

Izquierdistas a favor de regresar con la Rusia de Putin, nazis a favor de acceder a la Unión Europea. Todo esto sólo demuestra una cosa, y es que en un conflicto internacional, las identidades políticas se desvanecen y lo único que quedan son los intereses geopolíticos. Mientras tanto, se sigue esperando a que Occidente tome una parte activa en este conflicto que va camino de alcanzar proporciones graves, especialmente en un momento en el que se ha extendido a la población civil.