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Los alcaldes en España prefieren coordinar el desarrollo económico junto con un grupo selecto de agentes frente al mayor grado de apertura de los alcaldes en Reino Unido

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La investigación desarrollada por los profesores Georgina Blakeley de la Universidad de Huddersfield, Caroline Gray de la Universidad de Aston, y Francisco Collado y Ángel Valencia de la Universidad de Málaga ha analizado la relación entre el estilo de liderazgo de los alcaldes y la gobernanza económica en perspectiva comparada entre dos ciudades españolas (Málaga y Sevilla) y dos ciudades británicas (Manchester y Birmingham), con una clara reflexión: el liderazgo local en este ámbito es una cuestión de especialistas frente al mayor grado de consulta a la ciudadanía de los alcaldes ingleses. De hecho, una cuestión fundamental es tener en cuenta hasta qué punto los alcaldes con iniciativa recogen las propuestas de otros agentes o adoptan esas propuestas y las moldean según su visión política para tomar decisiones en el ámbito local. Estas conclusiones entre otras aportaciones referentes a los procesos de toma de decisión y las relaciones entre gobiernos locales y nacionales en la promoción económica local (boosterism) recogidas en el artículo «Comparing City Governance models for Economic Development: The Emergence of Shared, Visionary Leadership» publicado en la revista Internacional Journal of Urban and Regional Research (IJURR) indexada en JCR.

Al menos, estas son las conclusiones obtenidas para las urbes estudiadas en el proyecto de investigación «Comparing the political leadership of economic development across four cities in Spain and England» financiado con el fondo de ayuda internacional de The University of Huddersfield que se ha desarrollado entre 2022-2023. Previamente a la publicación de este artículo, los investigadores presentaron sus primeras versiones del texto en congresos de ámbito internacional, recibiendo un importante feed-back por parte de la comunidad científica.

Geriátricos políticos

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DOCU_GRUPO DOCU_GRUPOLa carrera política en España tiene un recorrido multinivel. A grandes rasgos, el inicio se produce en el gobierno local, siendo alcalde o concejal con responsabilidades ejecutivas en el ayuntamiento. Al cabo de uno o dos mandatos, unos reducidos sujetos que han ejercido funciones en el ejecutivo municipal son promocionados como diputados autonómicos y/o nacionales. Bien se puede dar el caso, de ser primero parlamentario regional y posteriormente pasar al Congreso. Finalmente, el diputado puede formar parte del gobierno con un puesto como ministro o secretario de Estado. Y si la cosa sigue adelante, acabar en alguno de los conocidos cementerios de elefantes.

Los “geriátricos políticos” o instituciones dirigidas hipotéticamente a aprovechar el bagaje de estos profesionales son variados. Entre ellos, se encuentra el Senado, un lugar que puede servir tanto de premio por la labor desempeñada en el partido como una forma de deshacerse de elementos incómodos. La diplomacia es otro lugar donde aparcar a estos ancianos que comparten silla con la vieja aristocracia castellana. Ahí está el reciente Wert que ha acabado en París por destruir nuestro sistema educativo. Y como no, las instituciones europeas y supranacionales que suponen una forma de salida de lo que podría definirse la esfera del Estado.

Estos días se habla del caso del Yak-42 y de Ignacio Trillo. El Peter Baelish del aznarismo. El político perfecto que a todos cae bien y dispuesto a gestionar los temas más truculentos, taimados y sucios que necesite el príncipe. Parece que la justicia no alcanzará a Trillo después de regresar de su idílico exilio inglés, quien ya solicita ser integrado en el castizo Consejo de Estado que representa a la sociedad tanto como un simio al conjunto de los mamíferos.