encuestas
Hastío
Los partidos arrancan su pre-campaña con vistas a junio. Si bien, el monarca ha vuelto a retomar su agenda para evitar el bloqueo de la situación política actual. Por lo que, parece que la institución más vieja y menos democrática -ya que es hereditaria- del país es la única dispuesta a abrir las compuertas de la gobernabilidad en este estancamiento del embalse político. Frente a lo que parecían los primeros brotes verdes de mejoría económica se produce un contraste con este ambiente tenso y calmado de la arena política que prometía un «cambio» ante la decepción de los votantes de la mayoría de los partidos.
Si bien, la respuesta de las bases de Podemos indican que esta decepción no está tan instalada en amplios sectores de la sociedad. Y es que, la misma actitud opuesta a la búsqueda del consenso no pertenece sólo a la clase política, sino también entre la misma sociedad. A falta de consultas en otros partidos, es difícil saber si esta hipótesis se replica en otras formaciones como el PP, PSOE, Ciudadanos o Izquierda Unia. Mientras tanto, la única apuesta viable parece ser el «gobierno a la valenciana» que sigue sin sumar escaños suficientes para alcanzar un gobierno, no se diga ya estable.
La crisis de deslegitimación del principio de representación política parece tocar a su fin, al menos en la formación de Iglesias, a la luz de los datos anteriores. Y por tanto, más valdría hablar, si se conformara esta hipótesis, en la baja capacidad de consenso de nuestra ciudadanía en general. Fuese quizá este un elemento sobre el que dirigir futuras investigaciones y elucubraciones para los politólogos en los próximos años. Lo que está claro es que el cambio en la intención de voto en particular y en el comportamiento político en general no se produce en el corto plazo. Por lo que, las próximas elecciones arrojarían un resultado similar al de las que se celebraron hace cuatro meses con escasas variaciones, según muestran las encuestas. Y esto lleva a un callejón con una única salida: tecnócratas.
Creer en la disgustosa realidad
El Centro de Investigaciones Sociológicas ha publicado su encuesta política esta semana. En ella sigue apareciendo el Partido Popular como opción más votada con un 29%, seguido de PSOE con un 25,3% y de Ciudadanos con un 14%. Mientras, el voto de Podemos sigue cayendo en picado. La cuestión es que este cuestionario sigue sin convencer, y obviamente, sin gustar a esos dos tercios de la sociedad española que van a votar a otro partido distinto a los populares. Y es que, es legítimo que esta predicción disguste a gran parte de la sociedad que es mayoritaria, es decir, no es que el PP sea la opción más votada, sino que es mayor la cantidad de electores que van a negar el apoyo a Rajoy.
Ahora bien, es indudable el carácter técnico de una encuesta, máxime cuando es realizada en una institución como la anterior. Generalmente, la intención directa de voto, el recuerdo de voto, la simpatía y la autoubicación ideológica suelen ser las variables a partir de la cuales se realizan las estimaciones. No obstante, se puede aventurar una medida que muchas veces ha acertado resultados electorales, pero que no ha sido desarrollado por los profesionales. Esa variable es la creencia individual sobre la victoria electoral.
Siguiendo esta lógica, una pregunta que se puede incorporar en futuras encuestas debería ser la siguiente: “Y usted, ¿quién cree que puede ganar las elecciones generales?”, o “¿quién cree que ganaría las elecciones si mañana se celebrasen uno comicios?” Esta medida acierta de lleno en que a las personas les fastidian los resultados negativos para aquellos partido por los que sienten simpatía o de quién esperan una victoria, pero otra cosa son la estimación subjetiva que cada uno realiza sobre el pronóstico electoral.
Elecciones locales en Málaga 2015
A menos de una semana, los ciudadanos tendrán que volver a expresar su voto en los comicios municipales de 2015. Según la intención de voto de una encuesta de Celeste-Tel presentada este mes de mayo, se revalidaría la victoria de Francisco de la Torre con 15 ediles, pero sin alcanzar la mayoría absoluta que los populares ha gozado últimamente. Por su parte, los socialistas encabezados por María Gámez ahondarían en la crisis que vienen sufriendo en el seno del consistorio y obtendrían unos 8 concejales. Mientras tanto, Izquierda Unida bajo el nombre “Málaga para la gente” mantendría unos 3 representantes al igual que Ciudadanos de Juán Cassá y Ahora Málaga (Podemos) de Isabel Torralbo, obtendría 2 ediles. En cambio, los andalucistas seguirían sin volver a la casona del Parque y el partido de Rosa Díez quedaría sin acceso una vez más.
En cuanto al grado de conocimiento y valoración, el líder con la nota más alta es Francisco de la Torre (PP) con un 96,8% y un 6 como nota respectivamente. Asimismo, iría seguido de María Gámez (PSOE) con un conocimiento del 59,5% y rozando el aprobado con un 4,1 y Eduardo Zorrilla (IU) con un 41,3% y una valoración de 4,1. Por su parte, el candidato de Ciudadanos, Juan Cassá, presenta un grado de conocimiento del 22,8% y una calificación de 4,8% y la candidata de Podemos, Isabel Torralbo, disfruta de un 22,5% y un 3,5, respectivamente. Finalmente, el candidato de UPyD se sitúa con los resultados más bajos en ambas variables.
Si se observan estos mismos datos, pero en relación entre los votantes y el partio, se observa como se mantiene una posición similar, ganando De la Torre y seguido por María Gámez. Sin embargo, se observan unas valoraciones positivas de los votantes populares hacia Juan Cassá y de los socialistas hacia Isabel Torralbo, respectivamente. Lo que nos lleva a plantear la hipótesis de la importancia que el eje izquierda-derecha tiene en los comicios electorales malagueños, siendo tradicionalmente un votante más escorado al centro-derecha en comparación con el votante español promedio, situado al centro-izquierda.
En otras encuestas, se mantienen predicciones similares de una mayoría simple para el PP, como la publicada por Sigma Dos este mes. Por lo que, los populares tendrán que gobernar en solitario con apoyos puntuales o intentan llegar a un acuerdo para un gobierno de coalición. Sea cual sea la situación, se echa en falta una mayor preocupación por el programa electoral en una época donde los cantos de sirenas de nuevos partidos, atrapan a conservadores y socialdemócratas en las mismas arenas.
Sorpresa andaluza
Comentan los expertos que las elecciones andaluzas depara unos resultados inesperados. Tal y como sucedió en las anteriores de 2012, en las que el voto al PP estaba sobrerrepresentado. Sin embargo, esta vez serían Podemos y Ciudadanos algunas de las opciones partidistas que podrían haber sufrido un aumento de su tamaño real como resultado de los efectos de la variable de simpatía política. Sea como sea, las presentes son unas elecciones de cambio en lugar de unas elecciones de continuidad, en las que cambiarán bastante las circunstancias y limitaciones del sistema de partidos autonómico.
El bipartidismo gravemente herido, pero aún vigente pervivirá una legislatura más. Existen datos suficientes en cualquiera de las encuestas publicadas por el CIS, IESA, Metroscopia o MyWord entre otros para observar que los partidos de gobierno clásicos de la democracia española van a sobrevivir. Y es que, lo fundamental no serán los resultados del domingo, sino muy al contrario, lo que se acuerde una vez se sepa el peso de cada fuerza política dentro de la cámara andaluza.
Hacienco memoria, la cámara andaluza ya ha tenido anteriormente más de cuatro partidos en su seno. Recuerden cuando en la primera legislatura, PSOE, UCD, AP, PCE y PA estaban representados dentro de dicha institución. Por lo que, ante todo cabe hacer hincapié en que se experimentará un momento de aumento de las identidades políticas y de transformación en múltiples ámbitos. Las posibilidades de coalición y los pactos que se funden entre las nuevas fuerzas políticas serán realmente los factores que determinen el futuro de la autonomía andaluza en los próximos cuatro años.
Enfado con el CIS
El Centro de Investigaciones Sociológicas, lugar en el que el arribafirmante trabajó y permaneció durante 2013, ha vuelto a dar de qué hablar. Las últimas encuestas parecen que no han gustado a muchos, principalmente a los votantes del PSOE que pasa a ser tercera fuerza por detrás de PP y Podemos. Al respecto, se ha hablado de “cocina” y de las típicas críticas con las que se tildan a las encuestas. No obstante, esta crítica en la mayoría de las ocasiones viene fundada por el desconocimiento de elaboración de una encuesta, la selección de la muestra y el análisis de los datos. Por ello, es adecuado alumbrar algo de luz al proceso de producción de estos suculentos aportes de información en años de agitación electoral como el que se presenta.
La elaboración de la encuesta representa un proceso que incluye el diseño, formulación de las preguntas y disposición de las mismas. Al respecto, la mayoría de las preguntas del CIS se han mantenido con la misma formulación a lo largo de más de tres décadas. Por eso, es posible obtener series o muestras gráficas de la evolución de los datos de una misma pregunta a lo largo del tiempo. Desde el momento en que se formuló por primera vez hasta la última que se ha realizado al respecto. Todo ello, resultado del trabajo de departamento de Banco de Datos. Por lo que, difícilmente se puede hablar de “cocina” en la fase de diseño y elaboración de la encuesta. Lo mismo pasa con el ámbito de la muestra, que sigue unos protocolos y unos patrones que se han mantenido constantes a lo largo del tiempo.
Por último, la fase de análisis de resultados es dónde se suelen general las discrepancias. Cuando se construyen las previsiones electorales a partir de datos como ubicación ideológica, recuerdo de voto o intención directa de voto, se elaboran varias decenas de modelos predictivos por parte del personal técnico. Por otro lado, para los profanos en el mundo de las encuestas, estos modelos suelen ser secretos celosamente guardados, de la misma forma que se protege la patente de un software o de un motor de automóvil. Si bien, con una escasa protección jurídica, ya que no existe legislación para protegerlo mediante un sistema de patente. Además, estos modelos suelen ser el producto de un trabajo técnico y elaborado por profesionales del sector con décadas de experiencia a sus espaldas. Ahora bien, son un reducido grupo de personas los que seleccionan el modelo que más se ajusta a la realidad entre todos los disponibles. Y es en esta última fase dónde se produce la supuesta “cocina” que obviamente todos los gobiernos intentan aprovechar para favorecer a su partido.
En definitiva, la cocina es algo que no afecta a las fases de diseño, muestreo, realización ni análisis de los datos en una encuesta electoral. Al contrario, la cocina está en la selección del modelo predictivo que se selecciona a partir de dichos datos y en el equipo de sujetos que participan en dicha decisión. Todo lo demás, queda en el ámbito de la crítica barata.
La caída del liderazgo
En la actualidad, el liderazgo político experimenta una crisis unida a la debacle económica. Esta intensa relación entre la gestión política y el estilo político de los representantes de la ciudadanía es un hecho que se evidencia en la opinión pública respecto a los mismos. Si nos remontamos a las últimas Elecciones Generales de 2011, los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas no definen ningún candidato político con una calificación media por encima de cinco en las valoraciones que expresa la sociedad española. Este dato demuestra que se ha producido una profunda fractura entre los candidatos políticos y sus seguidores en el ámbito nacional.
El liderazgo político representa por tanto uno de los principales temas vigentes de investigación en la literatura académica establecía que el político debía someterse a la moral de la convicción y a la moral de la responsabilidad. Por un lado, un político sin convicción se convierte en un demagogo y un vendedor de humo. Por otro lado, un político sin responsabilidad carece de contacto con la realidad y no es consciente de las consecuencias de sus actos. En esta coyuntura, cabe preguntarse si el descrédito de la clase política se debe a un abandono de esa convicción y esa responsabilidad que deben caracterizar a sus miembros.
Si descendemos hacia los niveles de gobierno autonómico y local en España, es posible encontrarse con una situación bien parecida. Sin embargo, la escasez de encuestas y barómetros que aporten información sobre la imagen de los alcaldes y su valoración impide conocer con mayor profundidad cuál es la situación de la política en su entorno más cercano. Por lo que, nos encontramos ante un desconocimiento sobre cuál es la labor que desempeñan los representantes municipales en el contexto de la actual crisis.
Las encuestas parecen dar buenas noticias a la formación naranja. Ese centro-derecha actualmente que antes era centro-izquierda. El paraguas bajo el cual se amparan socialdemócratas, liberales, socioliberales, neoliberales y liberal-demócratas. Una fauna variopinta en la que se funden las ideologías mas primigenias de la época decimonónica con la sonrisa amable a cuestiones como la igualdad de la mujer, el medio ambiente y otros temas que han sido generalmente capitalizados por la izquierda. Fuere como fuere Ciudadanos podría calificarse como la «tercera transición».

