Mes: julio 2013
Collado presenta una ponencia sobre la estrategia comunicativa del 15M en las II Jornadas de Ciberpolítica
La segunda edición de las Jornadas de Ciberpolítica han reunido a expertos y académicos sobre la comunicación, las redes sociales y las posibilidades que ofrece Internet a la ciudadanía digital. En este evento que tuvo lugar en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (CEPC) y que fue organizado por el Departamento de Ciencias Politicas de la UNED, Francisco Collado ha presentado una comunicación sobre el análisis de la campaña del 15M en la manifestación del 12 de mayo de 2012. Esta ponencia bajo el título «La autonomía y la horizontalidad de la comunicación del 15M durante el 12M’ demostró como las teorías de la comunicación política (Lasswell, Sartori, Schramm) no permiten explicar el movimiento de los indignados, con una posición activa frente a la tradicional imagen de la sociedad de masas.
Los artificios de la política
La política no siempre es algo objetivo o real, muy al contrario puede ser resultado de nuestra valoración subjetiva. El constructivismo es un enfoque que se contrapone al empirismo según algunos autores. Mientras que el positivismo se centra en estudiar datos objetivos y cómo son percibidos por nuestros sentidos, el enfoque constructivista indaga en la subjetividad de las personas para conocer cómo definimos y conceptualizamos aquellos objetos. Desde este punto de vista, el subjetivismo es una de las características básicas de este enfoque, el cual sostiene que aquellas realidades como el liderazgo, la autoridad, el poder, las instituciones y otros elementos de la realidad política son construcciones sociales. Siguiendo esta lógica, el constructivismo sostiene que la política y la sociedad se basan en “constructos” o “artefactos sociales” como las ideas, las creencias y las normas.
Los artefactos sociales están presentes en el fuero interno de los individuos y sólo influyen cuando las personas realizan una acción justificándose en esas creencias, normas o percepciones. Por ejemplo, un líder político socialdemócrata impulsa una política expansiva del sector público porque cree en la idea de que un Estado fuerte es el mejor garante, o un gobierno regional crea una oficina de representación exterior porque considera que sus intereses son distintos a los de la federación. Estos mismos hechos son acciones políticas que se basan en constructos subjetivos como las ideas o la identidad. Por esta razón, el constructivismo busca más una explicación subjetiva de los actos políticos que una relación de causalidad, es decir, interpretar y comprender el discurso que fundamenta las acciones políticas. Por tanto, la interpretación o el interpretativismo es el segundo elemento que fundamenta el constructivismo político.
Esta característica de la interpretación nos pone en relación con un conjunto de planteamientos importados desde la Sociología y la Antropología como son las teorías del discurso, que partiendo de presupuestos similares, pretenden desgranar los significados y el sentido de cualquier discurso. Lo que implica asumir que cualquier discurso supone una construcción sociológica previa –consciente o inconsciente- que define la realidad política desde un punto de vista subjetivo. Como dice Parsons “vivimos en un mundo que hemos construido nosotros mismos” y la conclusión de esa afirmación es la artificialidad de las estructuras y las dinámicas políticas.
IU es uno más
En las últimas décadas, conforme se ha asentado el bipartidismo imperfecto o multipartidismo moderado, como diría Sartori, se ha venido produciendo una dinámica bastante lógica en IU. Por un lado, ha sufrido la volatilidad electoral hacia el PSOE, especialmente en elecciones en las que existía un consenso entre sus votantes en que no gobernase la derecha. Esto le ha colocado en una posición difícil, dependiendo de pactos con el PSOE para gobernar o de las protestas contra el sistema electoral que no garantiza la proporcionalidad. Como consecuencia, ha aumentado sus escaños generalmente en momentos en que gobernaba el PP y los ha reducido cuando gobernaba el PSOE. Esto es lo que sucede actualmente, con una cifra bastante holgada y un grupo propio que representa la tercera fuerza de la oposición.
Durante los anteriores años, cuando no gozaba de esta fuerza en las cámaras, IU era lo más parecido a una queja continua. Desde la reforma de la LOREG hasta la búsqueda del consenso entre la izquierda. Lo que lleva a entender que este partido no se había convertido aún en un «catch-all party» o partido atrápalo-todo. Ni siquiera tenía síntomas de serlo. Lo cual hacía que IU fuese valorado como uno de los partidos que más bien conservaba su ideología marxista y comunista porque no había vendido sus principios a intereses de mercadotecnia política.
Esta semana, que seguimos en tiempos de crisis por mucho que algunos hablen de aumento del empleo, IU ha demostrado que su camino se dirige hacia convertirse en un partido atrápalo-todo. Desde Gobierno y PSOE se viene gestando un pacto, auspiciado por Rubalcaba, para hacer frente a la crisis y que sería bueno que contase con la participación de otras fuerzas, es decir, un pacto de Estado. Al respecto, IU ha respondido que no participará en ese pacto ya que PP y PSOE son lo mismo y que es un acuerdo del bipartidismo. Y es que, esa sea tendencia de discurso es lo que va aumentar el voto de IU para las generales, ahora que PP y PSOE están desacreditados.
La izquierda plural ha renunciado a la búsqueda del bienestar a través del diálogo con las otras fuerzas políticas. Independientemente de si el bienestar que quiere aportar IU sigue el modelo de repúblicas bananeras, hay un hecho claro y es que, desde este momento el mercado electoral tiene un nuevo cliente que ha pagado por sus principios y es Izquierda Unida. Por lo que, la afirmación que debiera haberse hecho es que PP, PSOE e IU son los mismos. Partidos atrápalo-todo.