Mes: junio 2015

Europa es Grecia, no Alemania

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Hitler-y-el-Discobolo-de-MironAlemania, con el mango de la sartén europea y el respaldo del Fondo Monetario Internacional (FMI), exige a la Grecia de Tsipras una reestructuración del pago de la deuda. Aunque ello implique el recorte de pensiones y una subida del IVA, en esta ya castigada sociedad mediterránea. Es paradójico que la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, que fue el embrión de la actual Unión Europea, se crease con el objetivo de contener pacíficamente el rearme germánico, pero haya sido finalmente el rearme económico el que ha hecho que este mismo país domine a toda Europa a través de la aplicación del «soft power» en las instituciones comunitarias. También resulta patético que Alemania reclame una deuda a Grecia cuando aún tiene una deuda con los griegos que se remonta hasta la II Guerra Mundial. En pocas palabras, Alemania ha vuelto a demostrar una vez más sus ansias por imponerse en la geopolítica europea y que hace y deshace según su conveniencia.

nazis-atenasPor mucho que Alemania se empeñe, ni Europa es de Alemania, ni mucho menos Alemania es Europa. La auténtica Europa, la que hace milenios alumbró la civilización política se encuentra en el arco mediterráneo. La democracia griega como primer gobierno diferenciado de la tiranía y la oligarquía y el imperio romano como ejemplo de unificación política territorial, son dos elementos que vertebran nuestra concepción presente y pasada de lo que es un Estado. Estas contribuciones políticos junto al desarrollo científico, cultural y técnico que representaron las antiguas culturas mediterráneas son el embrión de lo que actualmente algunos han venido en denominar «Europa» y en considerarla como la cuna de la civilización occidental. Y es que, mientras distintas ciudades comerciaban y guerreaban entre ellas en el Peloponeso griego, las tribus germánicas andrajosas, incultas y tecnológicamente atrasadas poblaban los bosques y los páramos de la actual Alemania.

Praxiteles Hermes con DionisoPor todo ello, el trato que está recibiendo actualmente Grecia no hace honor a la «deuda histórica» que los países europeos hemos contraído con respecto a ella. Nuestra filosofía, literatura, cultura, escultura, arquitectura, lengua, nuestras matemáticas, la geografía, geometría y cartografía, entre otros campos, son directos deudores del desarrollo greco-romano. ¿Qué deuda hemos contraído con Alemania? ¿Las invasiones bárbaras de la Alta Edad Media, los juegos dinásticos entre los emperadores que ni eran sacros ni eran romanos, las guerras prusianas, la Gran Guerra, Hitler y el nazismo? Sí, evidentemente, claro que estamos en deuda con los alemanes, porque fue sólo Alemania quien ha mostrado la sombra más negra y oscura que puede albergar el alma de los seres humanos. El mal, pero no ese «mal» de las acciones políticamente necesarias y moralmente cuestionables, sino el Mal en su rostro más diabólico, perverso, deshumanizador y carente de toda lógica. El Mal que es a la vez medio y fin. Esa es la verdad que Alemania ha enseñado al mundo a través de la guerra, y que a día de hoy sigue mostrando con un método más discreto, descafeinado y sofisticado a través de su política económica. En pago a esta deuda, cabe preguntarse: ¿cómo se le debe pagar a Alemania y los alemanes?

No es país para twits

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twitter

La opinión manifestada por los políticos en las redes sociales es el tema estrella de esta semana. Baste hacer un recorrido por diversos episodios. Empezando por Zapata, candidato frustrado a concejal en el Madrid de Carmena, pasando por las declaraciones de Pablo Iglesias sobre la redención de portar explosivos y terminando por algún concejal popular que se ha dedicado a revisar sus twits y estados de Facebook de hace un lustro. Parece que a todos nos ha dado una fiebre por saber quién dijo qué aquel día que tuvo un apretón mental y acabo en cagada, o si donde dije digo, digo Diego como le ha pasado al responsable de comunicación de los populares.

En este nuestro país de cainitas, se trata la opinión de cualquier mequetrefe como información. La vanidad más etérea se convierte en la verdad más absoluta. Esto hace posible que cuándo el adversario diga cualquier barbaridad todos se escandalicen, que cuando un amigo de filas diga otra se minimice su efecto o que cuando diga algo que no sea una barbaridad todos aplaudan como primates (mi respeto a los simios, pues son seres con sentimientos) a los que le lanzan fruta. Hay que repensar que la fugacidad a la que se mueven las redes sociales, y la sociedad del conocimiento, hacen imposible tener una opinión, no ya digamos una postura firme, en torno a un tema. Máxime cuando las lógicas de estas opiniones oscilan en alineamientos izquierda-derecha o adversario-amigo.

La velocidad de la comunicación es un problema, pero no el principal. No, no, no. El principal problema es que somos demasiado cainitas. Tan cainitas como para justificar que si alguien llevaba un explosivo (en el caso hipotético de que lo llevara) tiene tanta legitimad a llevarlo como un banquero a robar dinero. Lo suficientemente cainitas como para pedirle a una alcaldesa como Carmena -que al igual que todos- apenas lleva diez días en el cargo, produzca unos resultados con su gestión que en su día no se le exigió a Botella. Debemos darnos cuenta que nuestro problema no es ser de izquierda o derecha, ser «pepero» o «del sóe», o «del coletas» o «de los naranjitos». Nuestro problema auténtico es que somos lo suficientemente gilipollas como para no darnos cuenta de que el cainismo es la variable independiente que nos mantiene sumidos en esta crisis política, social e incluso moral.

Collado expone su proyecto de tesis sobre liderazgo local en el Congreso ‘Élites y Liderazgo en Tiempos de Cambio’

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Bajo el nombre «El liderazgo de los alcaldes de las capitales de provincia andaluzas desde la perspectiva biográfica», Francisco Collado ha presentado su proyecto de tesis en el Congreso Internacional ‘Élites y Liderazgo en Tiempos de Cambio’, que se celebró la semana pasada en la Universidad de Salamanca (USAL). En dicha ponencia, que se presentó en el grupo «Élites y liderazgo en perspectiva histórica» coordinado por Miguel Jerez Mir, se han expuesto: los objetivos, el marco teórico, la hipótesis y la metodología de dicho trabajo. A lo largo del primer año, Collado ha elaborado los capítulos destinados al contexto de Andalucía entre 1979 y 2011 y el marco teórico de su tesis; y ha realizado un total de 16 entrevistas de los 34 alcaldes y alcaldesas que conforman su muestra.

En este congreso que tuvo lugar los días 10 y 11 de junio, ha reunido a distintos expertos en élites y liderazgo político de distintos países latinoamericanos y europeos. Este evento ha permitido el intercambio de ideas y contribuciones entre dichos especialistas para la mejora y continuidad de sus investigaciones.

Rivera e Iglesias juegan al ajedrez

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Albert-Rivera-y-Pablo-Iglesias

La “política del consenso” era un espécimen único en su especie en la España democrática. Gunther, Maravall, Bernecker y Maihold, entre otros, han advertido la evolución de la política del pacto a la crispación. La crispación ha sido durante mucho tiempo el monopolio del bipartidismo, ya que todo se resumía en una conversación teatralizada -hasta cierto punto- entre dos adversarios. Tras las últimas elecciones municipales, se ha terminado la función y los nuevos actores han entrado en escenas. No obstante, siguen existiendo reticencias al pacto, como algunos alcaldes populares que han dicho que seguirán en sus cargos en funciones hasta que los expulsen como tales, o Susana Díaz que se niega a acabar con la corrupción entre los socialistas sevillanos.

Aunque se baraja la hipótesis de que Podemos y Ciudadanos son una nueva generación del bipartidismo: una opción de izquierda y otra de derecha, el contexto es bien distinto. Primero porque si se acepta dicho bipartidismo, actualmente conviven dos, pero atravesados por un anclaje de “vieja” y “nueva política”, o “casta” y el “pueblo”. Segundo, en la práctica ambos partidos tienen capacidad de negociación con cualquiera de los demás, a excepción de las reticencias de las agrupaciones de electorales de Iglesias a sentarse con los populares. Tercero, las listas de ambos partidos han entrado en el gobierno en las grandes ciudades -como Madrid y Barcelona- o si no, se han erigido como “gatekeerpers” para permitir el gobierno de otros -como el caso de Valencia, Sevilla y Málaga-, eliminando el control férreo que socialistas y populares mantenían sobre sus tradicionales feudos.

Si algo han demostrado Ciudadanos y Podemos en que son partidos de eminente implantación urbana. De hecho, una observación generalizada a los municipios rurales menores de 50.000 habitantes demuestra como PP y PSOE mantienen el control en comarcas y pueblos que por factores económicos y sociológicos han convertido en bastiones. Esto hace que se haya creado una brecha de mayor representatividad democrática entre los municipios urbanos y los rurales. Volviendo al ámbito autonómico, el PSOE sigue empecinado en su idea de “gobernar para la mayoría”, mientras las minorías -que parece que no representan a nadie según Díaz- exigen la dimisión de Cháves y Griñán. Ahí es donde realmente, Podemos y Ciudadanos están jugando sus cartas como promotores de la renovación de líderes y caras entre los dos clásicos. Lo que nunca nadie hubiera imaginado que se hubiese hecho gracias a iniciativas democráticas internas de PP y PSOE, se está acometiendo a través del chantaje político externo. Esto demuestra, que al menos a nivel de discurso, Rivera e Iglesias suponen un revulsivo de democracia y limpieza política.

Calidad en la academia

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sheldon La presente podría ser el inicio de una reflexión sobre los cambios políticos que se están sucediendo. No obstante, la prontitud de los hechos muchas veces lleva a opinar con la fugacidad que caracteriza a los periodistas. En cambio y ante el presente fin el curso, es oportuno reflexionar sobre la obsesión de «calidad» en la docencia y la investigación que se está insertando recientemente en España. Desde el Gobierno de Rajoy, se han recortado ayudas a la investigación, se han reducido recursos a las universidades y se han aumentado las exigencias al personal investigador, inclusive el personal en formación.

La universidad y las universidades españolas, entre ellas las más antiguas especialmente, están repletas de senectudes con escasos méritos y poco preocupados por la enseñanza. De hecho, muchos estudiantes saben el nombre de catedráticos que llevan sin actualizar sus apuntes más de una década. Esto permite que los apuntes que el arribafirmante usase en sus estudios de Periodismo allá por 2003 y 2004 sean válidos aún a fechas de hoy para aprobar las asignaturas. En concreto, me refiero al caso de algunos catedráticos y profesores titulares que nada más acabar la tesis y en menos de una década se hicieron con dicha plaza, pasando a ser funcionarios. Por lo que, con menos de cuarenta años ya estaba solucionado y su preocupación presente pasa más por la influencia o la política académica que por la calidad de sus producciones científicas y sus clases.

Por otro lado, la nueva generación de investigadores y docentes desde su etapa predoctoral y anterior incluso al doctorado se les exige «calidad»: artículos de impacto, congresos internacionales, renombre internacional, pertenencia a comités internacionales, etc. Una calidad que no se exigió ni en su vejez ni en su juventud a los despreocupados de los que hemos hablado anteriormente. Y es que ciertamente, para que un joven académico que aún no roza la treintena es difícil reunir esos méritos, que en la mayoría de las ocasiones requieren de una dosis combinada de influencia, poder y recursos económicos. Algo que queda fuera del alcance de una persona que aún no se ha matriculado ni siquiera en el curso de doctorado. A ello, hay que añadir que han aumentado otras exigencias como el tiempo de finalización del doctorado, reduciendo el tiempo de reflexión a veces necesario.

El sistema de carrera académica español, con una oscura similitud con el italiano, espera que después de décadas de ineficacia, la nueva hornada acometa con los cambios que sus mayores no realizaron. Y es que, lo más irónico del asunto es que entre los comités científicos que evalúan dicha «calidad» se encuentran algunas de estas senectudes despreocupadas. Afortunadamente, una de las pocas luces que brilla en este túnel del cambio es la presencia de honrados catedráticos y profesores titulares que sí están realmente comprometidos con su traajo.

Sin embargo, una cuestión fundamental sería redefinir el concepto de «calidad» y las necesidades económicas y técnicas que requiere realmente esa meta, porque si la calidad no se paga se pierde, como está sucediendo con muchos investigadores que abandonan el país para encontrar destinos mejores. Por ejemplo, el reciente caso de una doctoranda de la Universidad de Jaén, Leticia Díaz, que ha trabajado sobre los genes que influyen en el autismo sin asignación presupuestaria durante un año y debido a los recortes económicos en su proyecto. Finalmente, la Universidad de Harvard ha decidido contratarla durante varios años. Mientras tanto, Wert o Rajoy o el espíritu de Aznar aspiran a que la calidad sea una meta imposible en España, pero posible para los investigadores españoles en el extranjero.