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Europa es Grecia, no Alemania

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Hitler-y-el-Discobolo-de-MironAlemania, con el mango de la sartén europea y el respaldo del Fondo Monetario Internacional (FMI), exige a la Grecia de Tsipras una reestructuración del pago de la deuda. Aunque ello implique el recorte de pensiones y una subida del IVA, en esta ya castigada sociedad mediterránea. Es paradójico que la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, que fue el embrión de la actual Unión Europea, se crease con el objetivo de contener pacíficamente el rearme germánico, pero haya sido finalmente el rearme económico el que ha hecho que este mismo país domine a toda Europa a través de la aplicación del «soft power» en las instituciones comunitarias. También resulta patético que Alemania reclame una deuda a Grecia cuando aún tiene una deuda con los griegos que se remonta hasta la II Guerra Mundial. En pocas palabras, Alemania ha vuelto a demostrar una vez más sus ansias por imponerse en la geopolítica europea y que hace y deshace según su conveniencia.

nazis-atenasPor mucho que Alemania se empeñe, ni Europa es de Alemania, ni mucho menos Alemania es Europa. La auténtica Europa, la que hace milenios alumbró la civilización política se encuentra en el arco mediterráneo. La democracia griega como primer gobierno diferenciado de la tiranía y la oligarquía y el imperio romano como ejemplo de unificación política territorial, son dos elementos que vertebran nuestra concepción presente y pasada de lo que es un Estado. Estas contribuciones políticos junto al desarrollo científico, cultural y técnico que representaron las antiguas culturas mediterráneas son el embrión de lo que actualmente algunos han venido en denominar «Europa» y en considerarla como la cuna de la civilización occidental. Y es que, mientras distintas ciudades comerciaban y guerreaban entre ellas en el Peloponeso griego, las tribus germánicas andrajosas, incultas y tecnológicamente atrasadas poblaban los bosques y los páramos de la actual Alemania.

Praxiteles Hermes con DionisoPor todo ello, el trato que está recibiendo actualmente Grecia no hace honor a la «deuda histórica» que los países europeos hemos contraído con respecto a ella. Nuestra filosofía, literatura, cultura, escultura, arquitectura, lengua, nuestras matemáticas, la geografía, geometría y cartografía, entre otros campos, son directos deudores del desarrollo greco-romano. ¿Qué deuda hemos contraído con Alemania? ¿Las invasiones bárbaras de la Alta Edad Media, los juegos dinásticos entre los emperadores que ni eran sacros ni eran romanos, las guerras prusianas, la Gran Guerra, Hitler y el nazismo? Sí, evidentemente, claro que estamos en deuda con los alemanes, porque fue sólo Alemania quien ha mostrado la sombra más negra y oscura que puede albergar el alma de los seres humanos. El mal, pero no ese «mal» de las acciones políticamente necesarias y moralmente cuestionables, sino el Mal en su rostro más diabólico, perverso, deshumanizador y carente de toda lógica. El Mal que es a la vez medio y fin. Esa es la verdad que Alemania ha enseñado al mundo a través de la guerra, y que a día de hoy sigue mostrando con un método más discreto, descafeinado y sofisticado a través de su política económica. En pago a esta deuda, cabe preguntarse: ¿cómo se le debe pagar a Alemania y los alemanes?

Hipótesis (II): seguimos aplazando la deuda postsoviética

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Como se adelantó en una columna anterior, el interés diario de la prensa europea en torno a la deuda de los países mediterráneos no responde a planteamientos periodísticos. Más bien, es una necesidad política de Alemania que divorciada del eje franco-alemán desea convertir su agenda nacional en la agenda de la Unión Europea, ocultando las malas cifras de los países miembros del Este. Y es que, como dijo un asesor del Gobierno alemán, “estamos aquí para que paguéis la deuda que habéis contraído, después de haber gastado más de lo que podíais”.

En una comparación, entre los datos macroeconómicos de España y Polonia observamos como la deuda ronda la cifra española y su prima de riesgo se acerca hacia el precipicio de los 400 puntos. La pregunta es dónde están el Bild o The Guardian, avisando sobre este riesgo para la inversión en el antiguo espacio postsoviético. Sin embargo, siguiendo una vieja máxima marxista: todo tiene una explicación económica al menos.

Para empezar, en Alemania existe una desigualdad económica patente entre la zona occidental más rica y la oriental más pobre como resultado de su unificación en los noventa. Por lo que, la existencia de países con un PIB inferior y unos precios más bajos representa una ventaja para compensar la bolsa de la compra de los antiguos alemanes del Este. De forma que, estos ciudadanos tienden a realizar compras como bienes de primera necesidad, ropa y gasolina cruzando la frontera a la República Checa y Polonia.

Esta demanda de productos por parte de los alemanes permite explicar una menor tasa de desempleo en Polonia y unos datos a grandes rasgos menos negativos que los españoles. Sin embargo, eso no ha sido suficiente para que la crisis no se haya cebado con estos países recientemente ingresados en la Unión Europea. Por lo que, seguramente si España no fuese mediterránea y estuviese más cerca de Alemania, otra Merkel cantaría.

Hipótesis: la deuda del Este europeo

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Cada día nos asaltan noticias sobre los posibles cambios y nuevos recortes en los diarios. España está en el centro del huracán, de la campaña presidencial estadounidense, del Banco Central Europeo y del ejecutivo alemán, por citar algunos. Sin embargo, pocos datos llegan sobre la posible deuda de los miembros europeos del Este, pues parece ser que la pandemia es una enfermedad típica del mediterráneo: Portugal, España, Grecia, Italia e Irlanda, que es algo así como el sur inglés en su visión más despectiva.

Por este motivo, y previendo una posible ocultación por parte de la prensa europea, el arribafirmante se ha propuesto en la presente y posteriores columnas indagar sobre la deuda de países como Rumania, Polonia, República Checa, Eslovaquia y los lugares de veraneo para los alemanes. De esta forma, es posible detectar qué es lo que oculta ese silencio de los medios sobre la economía de estos países.

En nuestro primer viaje de la deuda hemos decidido ir a Hungría. Este socio europeo  acumula una deuda del 80,60% de su PIB y una prima de riesgo de 588, ambas superiores a la española para el último ejercicio. ¿Y dónde están los titulares sobre el derroche o el riesgo de la inversión en el antiguo reino húngaro? Por fortuna, las inversiones de los centro-europeos en este país no van destinadas preferentemente al mercado financiero. Al contrario, las compras alemanas en este país se destinan a turismo, servicios médicos y la especulación urbanística.

Estos datos arrojan luz sobre cuál es el papel de España en la Unión Europea bajo el brazo ejecutor alemán, decir “sí”, lejos del “no” de Hollande. Lo sorprendente y anecdótico, es que además en Hungría se sitúa una considerable población germano-parlante, siendo algo así como una extensión cultural de Alemania. Ahora, es cuando hay que preguntarse por qué estos datos no están en las cabeceras internacionales.

Para más información: http://www.datosmacro.com/paises/comparar/espana/hungria