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Nueva Barcelona

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Nueva Barcelona avanza hacia el futuro, mientras otras ciudades siguen como están. Esta ciudad no consiguió ser capital europea de la cultura en 2016, pero la llaman «ciudad de los museos». Atesora un Museo y la Casa Natal de Picasso, una sede del Museo Ruso de San Petersburgo, una sede del George Pompidou, un Centro de Arte Contemporáneo, el Museo del Vidrio y el Museo de Bellas Artes y Arqueología de su provincia. Esto viene completado con una oferta de restauración y vida nocturna concentrada en su centro histórico que la convierte en una urbe vibrante cualquier noche de lunes a domingo.

En Nueva Barcelona nadie habla catalán. Ni los niños son educados en el revanchismo histórico. Desde voces germánicas hasta francesas, pasando por orientales se pueden encontrar en sus calles. Las empresas no han huido de su sede en el Parque Tecnológico de Andalucía, sino que crecen como capital económica de esta tierra. Nueva Barcelona dejó de ser un lugar de paso hacia la Costa del Sol para convertirse en un destino de cruceros. También por aire se puede llegar a su aeropuerto internacional. Por suerte, esta ciudad no se llama realmente «Nueva Barcelona», sigue siendo Málaga.

Málaga que durante tres décadas ha permanecido oscurecida en el mapa ha surgido como una ciudad con un nuevo dinamismo, no ya sólo económico sino también cultural. La que aparece como «città grigia» en alguna guía de viajes de Mondadori de algún italiano sin puta idea de nada, es llamada hoy la «Nueva Barcelona» por Daily Mirror. Mientras la vieja Barcelona se convierte en un campo de batalla de la balcanización, Málaga se convierte en la primera ciudad mediterránea española. Esas tres décadas de olvido han sido tres décadas de recuperación del esplendor de la urbe. Un esplendor que camina de la mano de la innovación constante.

Charla sobre evolución política de Andalucía

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parlamentoFátima Recuero y Francisco Collado, han impartido una charla sobre los distintos cambios políticos y sociales que ha experimentado Andalucía en una clase sobre Historia Contemporánea de Andalucía en la Universidad de Málaga. Esta intervención celebrada el lunes 14 de marzo, que ha contado con la invitación y organización de la profesora Mercedes Fernández, ha desglosado distintos aspectos como la identidad andaluza, la transición política, la constitución del Estado de las autonomías y la evolución electoral de esta región.

A lo largo de la sesión, los alumnos han planteado distintas dudas sobre el fracaso del referéndum andaluz en Almería, la visión que los medios de comunicación transmiten de la realidad política y el grado de desarrollo económico de la región. De esta forma, esta actividad se encuadra dentro de distintas sesiones que Mercedes Fernández organiza para acercar las investigaciones y los hallazgos más recientes sobre la realidad histórica más reciente a sus alumnos y alumnas.

Europa es Grecia, no Alemania

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Hitler-y-el-Discobolo-de-MironAlemania, con el mango de la sartén europea y el respaldo del Fondo Monetario Internacional (FMI), exige a la Grecia de Tsipras una reestructuración del pago de la deuda. Aunque ello implique el recorte de pensiones y una subida del IVA, en esta ya castigada sociedad mediterránea. Es paradójico que la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, que fue el embrión de la actual Unión Europea, se crease con el objetivo de contener pacíficamente el rearme germánico, pero haya sido finalmente el rearme económico el que ha hecho que este mismo país domine a toda Europa a través de la aplicación del «soft power» en las instituciones comunitarias. También resulta patético que Alemania reclame una deuda a Grecia cuando aún tiene una deuda con los griegos que se remonta hasta la II Guerra Mundial. En pocas palabras, Alemania ha vuelto a demostrar una vez más sus ansias por imponerse en la geopolítica europea y que hace y deshace según su conveniencia.

nazis-atenasPor mucho que Alemania se empeñe, ni Europa es de Alemania, ni mucho menos Alemania es Europa. La auténtica Europa, la que hace milenios alumbró la civilización política se encuentra en el arco mediterráneo. La democracia griega como primer gobierno diferenciado de la tiranía y la oligarquía y el imperio romano como ejemplo de unificación política territorial, son dos elementos que vertebran nuestra concepción presente y pasada de lo que es un Estado. Estas contribuciones políticos junto al desarrollo científico, cultural y técnico que representaron las antiguas culturas mediterráneas son el embrión de lo que actualmente algunos han venido en denominar «Europa» y en considerarla como la cuna de la civilización occidental. Y es que, mientras distintas ciudades comerciaban y guerreaban entre ellas en el Peloponeso griego, las tribus germánicas andrajosas, incultas y tecnológicamente atrasadas poblaban los bosques y los páramos de la actual Alemania.

Praxiteles Hermes con DionisoPor todo ello, el trato que está recibiendo actualmente Grecia no hace honor a la «deuda histórica» que los países europeos hemos contraído con respecto a ella. Nuestra filosofía, literatura, cultura, escultura, arquitectura, lengua, nuestras matemáticas, la geografía, geometría y cartografía, entre otros campos, son directos deudores del desarrollo greco-romano. ¿Qué deuda hemos contraído con Alemania? ¿Las invasiones bárbaras de la Alta Edad Media, los juegos dinásticos entre los emperadores que ni eran sacros ni eran romanos, las guerras prusianas, la Gran Guerra, Hitler y el nazismo? Sí, evidentemente, claro que estamos en deuda con los alemanes, porque fue sólo Alemania quien ha mostrado la sombra más negra y oscura que puede albergar el alma de los seres humanos. El mal, pero no ese «mal» de las acciones políticamente necesarias y moralmente cuestionables, sino el Mal en su rostro más diabólico, perverso, deshumanizador y carente de toda lógica. El Mal que es a la vez medio y fin. Esa es la verdad que Alemania ha enseñado al mundo a través de la guerra, y que a día de hoy sigue mostrando con un método más discreto, descafeinado y sofisticado a través de su política económica. En pago a esta deuda, cabe preguntarse: ¿cómo se le debe pagar a Alemania y los alemanes?

Élite extractiva en la intelectualidad malagueña

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rev toroHace ya algunas décadas, Acemoglu y Robinson definieron el concepto de la llamada “élite extractiva”. Un tipo de élite caracterizada por la primacía de su interés corporativista frente al interés común. Al respecto, estos politólogos señalaban tres rasgos básicos que esta minoría tenía. En primer lugar, tener una capacidad para sin crear riqueza nueva, tener un sistema de captura de las rentas de la mayoría de la sociedad. Segundo, impedir la aparición de un nuevo sistema o grupo que permitiese distribuir los bienes económicos y sociales entre el conjunto de la población. Tercero, abominar de cualquier proceso innovador que suprima lo antiguo y genere nuevas realidades y objetos.

eliteAlgo así parece que sucede en los certámenes literarios de Málaga. Un consistorio donde se ha instalado una élite local de corte extractiva creada por la connivencia entre intelectuales del partido y representantes. Esta afirmación tomada a la ligera puede quedar en un comentario de taberna, pero existen argumentos suficientes para sostener esta realidad. Para empezar, la élite cultural local malacitana es incapaz de producir productos culturales con un éxito que alcance más allá del término municipal. Aislada en su ombliguismo heliocéntrico, su único objetivo se restringe a garantizar a sus intelectuales el acceso al capital cultural. Citemos por ejemplo, los herederos de Revello del Toro y los intelectuales afines a gaviotas de impregnante olor a gaviota. Tampoco se escapa la sucursal del PSOE de Sevilla, unida bajo las ascuas de nuestro endogámico Ateneo.

En segundo lugar, esta élite cultural local mantiene un monopolio de los centros de creación de reconocimiento cultural. La única forma de ser reconocido en algún ámbito cultural de Málaga es someterse a los ritos iniciáticos del Ateneo, tener apellido de malagueño realengo y satisfacer las bajas necesidades de algún Arcas o Gross si eres mujer. Una muestra de la oposición al surgimiento de nuevas élites culturales se encuentra en la Casa Invisible. Por parte de la derecha, este centro sólo ha recibido sucesivas amenazas y chantajes de cierre. Por parte de la izquierda del establishmennt, la ignorancia que es probablemente uno de los mayores daños. Baste echar un vistazo a la hemeroteca

En tercer lugar, la élite malacitana extractiva alaba lo viejo. Los viejos apellidos del franquismo ilustrado como los Segalerva y los Pérez-Estrada, junto a otros de segunda fila, viejas familias decimonónicas integradas dentro del establishment. Por eso, no es de extrañar que después de cuatro décadas de la dictadura, la cultura malagueña sea prácticamente la misma y repita los mismos himnos y lemas. También, se encuentra el adorable Elías de Mateo, para quien la cultura se convierte en una especie de arena donde buscar a herejes y castigarlos con la marginación si no comulgan con el catolicismo oficialista.

ateneo-malagaNuestra élite abomina de lo nuevo, por eso los jóvenes intelectuales que no comulgan con el establishment, quedan en el olvido. Sin embargo, la oportunidad que no está dentro, está fuera. Lo que esta élite plantea como una crisis para los herejes, puede ser una ventaja para la herejía. Harían falta ríos de tinta para hablar sobre la cantidad de profesionales, intelectuales y artistas de origen malagueño que han triunfado en el exterior. Más aún, en una época de crisis como la actual. Malagueños y malagueñas a los que después, a periódicos de mierda como el decano de la prensa malagueña, les gusta exhibir como trofeos de caza.

Ésta es pues, y no hay otra, la élite cultural e intelectual de nuestra ciudad. Jóvenes intelectuales sin carnet de partido, no aspiréis a nada dentro de esta endogámica tierra. El reconocimiento y el futuro está vetado para vosotros. Pero que pasados los años, no vengan los mismos que nos echaron para hacerse una foto con nosotros, a decir que nos conocían o que estudíamos en tal o cual colegio. Málaga nada nos debe, a ellos nada le debemos.

La indolencia malagueña

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Málaga tiene muchos valores añadidos en su haber en el ámbito cultural, histórico y patrimonial. Sin embargo, también tiene una sociedad marcada por la indiferencia y el desconocimiento de su propia identidad. Véase los yacimientos prehistóricos de la Araña, las ruinas de la legendaria Mainake, las distintas ruinas romanas que se conservan (Teatro Romano, Acinipo, etc.), los dólmenes de Antequera, el patrimonio industrial decimonónico, el cementerio inglés y el pasado nazarí que se perdió tras la limpieza étnica y el genocidio perpetrado por la recien constituida España de los Reyes Católicos. El trabajo tímido y continuado de algunos colectivos culturales ha permitido rescatar y difundir algunos de estos elementos junto a algunos actos como la recién concluida Noche En Blanco que se celebró el pasado sábado.

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Si bien, se realizan distintas llamadas a un cambio de actitud de los malagueños que muchas veces puede ser comparado con la metáfora de un burro sacudiéndose las moscas del trasero con la cola y mascando hierba. Y el burro sigue espantando moscas, como pueden ser la afición por el equipo de fútbol local o las últimas obras faraonicas de turno. ¿Dónde está el trabajo por recuperar nuestra identidad? A la par que, la calle Larios deja de ser abrigo de comercios locales históricos y tradicional para convertirse en una pequeña muestra de la globalización, acogiendo a franquicias varias.

¿Estará perdiendo Málaga su esencia? La indolencia es una enfermedad grave. Una nueva generación que corre el riesgo de perder tanto material como intelectualmente aquellos elementos que permiten definir lo «malagueño». Y más allá, del chovinismo que algunos dicen caracterizar a los malacitanos, este chovinismo existe porque es la última posibilidad de defender nuestro patrimonio frente a otras identidades locales y la indiferencia de la gran mayoría de la población malagueña. Al menos, quepa la posibilidad de pensar que aún quedará algún malagueño que sepa interpretar las palabras emblema del escudo de la urbe.