susana diaz
Especulando sobre las andaluzas
Las elecciones andaluzas son las primeras del agitado calendario electoral de este año. La débil alianza entre socialdemócratas y comunistas ha pasado a mejor. Descanse en paz. ¿O quizá volverá a resucitar si las cuentas de escaños y futuribles coaliciones no salen? Se están barajando muchos porcentajes de cara a la posible composición del Parlamento Andaluz, pero no hay nada seguro. Si bien hay una serie de cuestiones que no se deben desdeñar y que se pueden afirmar con seguridad de cara a los resultados.
En primer lugar, la entrada de Podemos y Ciudadanos con cierta capacidad de maniobra en la cámara autonómica. Esto demuestra que el desencanto existente en la sociedad española también ha calado entre los andaluces, que no son precisamente los menos perjudicados por la crisis económica. Además, se plantean como alternativa a fuerzas políticas como IU o UPyD que han intentado mostrarse como opciones al bipartidismo. Por otro lado, Podemos entra en una situación difícil, ya que tendrá que elegir entre gobernar con algunas de las antiguas fuerzas -de la casta en su idioma- que han estado en el poder, o mantenerse en la oposición.
En segundo lugar, el bipartidismo ha demostrado que pese a su desgaste, resiste en la comunidad andaluza. Mientras que, el candidato de los populares cree que este es su momento, nadie sabe cómo y probablemente ni él lo intuya, ya que sus únicas salidas pasarían por un pacto con el PSOE o Ciudadanos. Lo que implicaría tanto en un caso como en otro, comerse sus propias palabras sobre el “cambio” -gran proclama de la derecha paradójicamente- y la corrupción. Mientras que, Susana Díaz seguiría presente como la líder de la formación victoriosa, aunque no contase con los escaños necesarios para formar gobierno.
Mientras que, formaciones como IU de Andalucía serían víctimas de sus propios actos. No es posible coquetear con Podemos a la par que se retiran del gobierno con los socialistas. En política y en la vida, no se puede estar en todos los sitios. Y es que, a veces el menú de opciones puede ser autodestructivo si no se maneja con cuidado. Una auténtica pena, teniendo actualmente uno de los líderes nacionales mejor valorados y más jóvenes como Alberto Garzón.
Líder nuevo, enfrentamiento abierto
Pedro Sánchez ha sido el vencedor de las primarias del PSOE, habiendo obtenido casi la mitad de las votaciones de los militantes. Esta elección supone una fractura en el contexto de los socialistas andaluces que han optado mayoritariamente por este candidato y otra gran parte por Madina. Lo que implica el inicio de un conflicto intenso entre los distintos sectores y corrientes de la izquierda liberal.
Cabe señalar, que tanto Madina como Sánchez han competido por el voto de un mismo tipo de militante. Hablamos del sector socialdemócrata, pero con un interés en la renovación del aparato en términos de personas y propuestas políticas. En cambio, la alternativa más a la izquierda del PSOE de Pérez Tapias ha quedado desbancada al no haber obtenido ni una cuarta parta del apoyo en las primarias. De esta forma, se dibuja el panorama de apoyo a las distintas corrientes del partido.
Ahora bien, cabe preguntarse cuál es el papel que jugará en este sentido el PSOE andaluz. Y es que, desde algunas posiciones internas se plantea la necesidad de la supresión de las redes clientelares creadas tras más de tres décadas. A lo que algunos críticos socialistas subrayan que la única vía vendría por un cambio de gobierno en esta comunidad autónoma. Sea o no así, el liderazgo de Susana Díaz no ofrece muchas perspectivas para que se produzca una hipotética y lejana alternancia en el ejecutivo andaluz.
Hablemos de Moreno Bonilla
Los populares no teniendo claro a quién presentarán para las europeas, han designado su nuevo paladín andaluz. Moreno Bonilla es la persona elegida directamente desde Madrid y como resultado de una disputa entre Cospedal y Rajoy (Arenas), ganando este último. Lo que demuestra que el “síndrome de la Moncloa” o es aislacionismo que sufre el Presidente del Gobierno, afecta a sus decisiones viendo la realidad política y social como quién mira desde el interior de una burbuja. Palacio de Moncloa cual torre de marfil escindida de la mundanidad a la que dice representar en sus actuaciones.
La elección de Bonilla ha sacado a la palestra diversos asuntos que han estado silenciados hasta el momento. Para empezar, la incapacidad del PP andaluz para consensuar un candidato. La huida madrileña de Arenas dejó al descubierto la disputa existente entre populares occidentales y orientales, así como la prepotencia de los hispalenses por mantener el control sobre ocho ingobernables taifas. Algunos iluminados -véase ABC de Sevilla o el “panfleto”- consideran que la designacion del actual candidato malagueño supone una victoria de Andalucía oriental. Lo cierto es que, la victoria en todo caso es de Moncloa, pues hablamos de una persona que desde mediados de los noventa -cuando aún cursaba su carrera- ha abandonado los estudios y se hizo un colaborador directo de Rajoy en Génova. Sus lazos con Málaga son prácticamente nulos.
También se ha puesto sobre la mesa, el falsamiento del currículum vitae del candidato. Un joven que aún no ha acabado su titulación y que a golpe de dinero ha costeado innumerables postgrados en centros de enseñanza privada. Esto tiene relación con otros tres aspectos importantes de la dinámica de la extracción de élites. En primer lugar, el abandono del ámbito educativo y familiar para entregarse por completo al partido. El partido demanda el alma y el tiempo de los miembros de su cúpula. En segundo lugar, la pobreza curricular del político pro-medio que tiene una formación más baja de algunos de los militantes de bases del partido. En tercer lugar, la escasa preocupación de las élites de la derecha española por su formación si las comparamos con las élites de la izquierda.
En cuanto a las perspectivas de futuro, Moreno Bonilla no reúne los requisitos necesarios para competir con el liderazgo de Susana Díaz. Aunque es un candidato de Andalucía Oriental, bien debiera tener otros capitales simbólicos como ser una mujer, mantener lazos con Andalucía, la ausencia del secuestro de Génova (o Ferraz) y una formación universitaria mínimamente finalizada. Partiendo de la dinámica del voto andaluz y del descontento generalizado con los populares, la derrota de este candidato es la crónica de una muerte política anunciada. Su candidatura se mantendrá como una vida artificial alimentada por la siniestra sombra de Javier Arenas y suspendida en una muerte inducida por el rechazo generalizado a esta opcion como líder.
La condenada política bendodiana
Política es el arte de gestionar lo público. Lo público se separa de lo privado, pero lo privado no deja de ser político. La actuación particular de los alcaldes populares que han zarandeado el coche oficial de Susana Díaz en un aniversario de Museo Picasso es un hecho vergonzoso y condenable. Y lo cierto, es que este estilo particular de hacer política que inaugura Elías Bendodo en Málaga dice mucho del mismo y de su partido.
Para empezar, este carácter contestatario es una auténtica hipocresía. En primer lugar, los ediles mayores cometieron esta agresión como una supuesta denuncia de las deudas que acumulan sus consistorios. Bien saben estos señores, que esa deuda está pendiente del abono de determinada cantidad por el Gobierno autonómico y que a su vez, parte de ese dinero está siendo recortado desde Moncloa. Por lo tanto, habría sido más correcto haberse dirigido al Gobierno Central que al andaluz, que ya de por sí está intentando minimizar esos tijeretazos.
En otra línea, si apostamos por este estilo de política contestataria, sería de todos de agradecer que acudiesen a las casas de los banqueros, empresarios y todos aquellos culpables que han hipotecado nuestro país. O dicho de otra forma, que protesten contra aquellos que están destruyendo empleos, arrancando a personas de sus hogares y despojando la poca propiedad que nuestras clases medias y bajas tienen. La culpa no es de los culpables, es de los sin-techo terroristas que atentan contra la élite. No obstante, parte de esa élite económica o son ellos, o los mismos peperos son sus comisarios. Se puede sospechar que el interés no está tanto en solucionar la vida de sus vecinos, sino en garantizar el flujo de dinero que mantenga su rédito político local.
En tercer lugar, esta estrategia de posicionarse a favor del interés provincial y local de Málaga es una mentira. Es uno de los pocos recursos que quedan a estos alcaldes, que agonizan por inacción ante los recortes que ejerce su mismo partido, respondiendo y culpabilizando al adversario político en su lugar. Esto es una muestra, no de lo que se define como “real-politik”, sino como una miseria política propia de una cultura política pobre.
Por último, sería coherente que Bendodo y los principales alcaldes protagonistas de este episodio de la España cañí dimitieran de sus cargos. Por honradez con Málaga y respeto a la provincia. Estos alcaldes si algo no hacen, es representar a sus ciudadanos. Simplemente son gestores burócratas de lo privado a través de lo público.
Susana en el cambio andaluz
Ya tenemos nueva responsable del ejecutivo andaluz. Por primera vez en nuestra historia, la cabeza de la Presidencia es una mujer. Sin embargo, esto es uno de los pocos motivos de celebración que tiene la Junta de Andalucía. Está claro que el nombramiento no electo de Susana Díaz no responde al interés ideológico -o estético- de poner a una fémina al frente de la institución. Por desgracia, se trata de una retirada de Griñán ante el riesgo de que su persona pudiera salpicar con su permisividad las corruptelas del caso de los ERES a la institución autonómica.
Por su parte, Díaz responde que se perseguirá la corrupción. El mismo día que lo dice, le estalla el incendio intencionado de un archivo en el Ayuntamiento de Los Palacios. Lugar donde constaba importante documentación sobre los fondos de reptiles que se habían usado por parte de determinados miembros del PSOE-Andalucía. Además, como también se han destruido actas e informes con un gran valor histórico pertenecientes al siglo decimonónico. A la par, el vendedor de humos Antonio Martín se aventuraba unos días antes a valorar el discurso de Díaz como una entrada de aire fresco en el búnker. Al final, la poesía barata es lo poco que queda en el discurso de los socialistas andaluces.
Mucho tendrá qué hacer Susana si quiere reconvertir el aparato del partido. No obstante, puede que la solución a este problema sólo sea posible mediante un cambio de partido en la Presidencia de la comunidad autónoma. Lo que sólo será posible en las próximas elecciones al Parlamento Andaluz. Por desgracia, las alternativas de la derecha tampoco parecen muy auspiciadoras. Si algo parece no cambiar en los candidatos andaluces es su residencia en la ciudad de Sevilla, su carrera en Derecho y eso sí, por la Hispalense. He aquí el cambio andaluz.
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