orwell

Desc(g)astados

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pablo_iglesiasLa dificultad para la formación de un gobierno está inmersa entre bambalinas. Los distintos postulantes, entre ellos Mariano Rajoy y Pedro Sánchez han hecho sus apuestas para formar gobierno. Entre las posibles fórmulas que se han dado cabe mencionar la gran coalición PP, PSOE y Ciudadanos y la coalición de izquierdas de PSOE, Podemos e IU. Esta última combinación un auténtico espectáculo de fuegos artificiales de Pablo Iglesias sin haber consultado previamente con el líder socialista. Las intrigas son justas, justificadas y hasta necesarias para producir un ejecutivo con suficiente estabilidad para producir los cambios, sean en una dirección u otra, correspondientes con las expectativas de la ciudadanía. Cosa distinta son las fanfarrias que son directamente proporcionales el desgaste de los petimetres ante la opinión pública.

Mientras algunos desean hablar de carteras y otros esperan a que ocurra un milagro mariano, otros líderes en un segundo plano han mejorado su valoración ante el electorado según una reciente encuesta de Metroscopia. Rajoy, Sánchez e Iglesias engrosan la lista de los “fiambres políticos” que han experimentado una caída de su valoración. A la par, Albert Rivera, Eduardo Madina, Soraya Sáenz de Santamaría y Susana Díaz han mejorado su valoración ante los votantes. Por lo que la “nueva política” no tiene porque venir necesariamente a través de los nuevos partidos, sino de nuevos líderes. A la luz de estos resultados, los tradicionales catch-all-parties españoles requieren de una sustitución necesaria de sus líderes, especialmente entre los conservadores.

El caso de Pablo Iglesias servirá en años postreros para ilustrar los manuales de Ciencia Política. La casta se ha atragantado en su boca. Ha dejado de hablar de esa élite extractiva para convertirse en parte de ella. Ya no interesan las reformas tanto como los sillones a ocupar. Como en La Granja de Orwell, los cerdos se sentaban en la mesa para negociar con el granjero opresor hasta tal punto que no se distinguía a los revolucionarios de los explotadores. Ha pasado de la casta de los descastados a la casta para ser candidato al descas(r)te entre los líderes políticos del establishment. En síntesis, Iglesias puede que en breve pase a ser incinerado políticamente junto a sus dos compañeros de peripecias: Mariano y Pedro. Tiempo al tiempo.

De Zapatero a Iglesias

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La reunión de Zapatero con Pablo Iglesias ha producido un importante daño en el naciente liderazgo de Pedro Sánchez. Un candidato moderado, negociador y con un perfil técnico y político limpio y consolidado, el que encabeza el PSOE actualmente. Y el que además, ha nacido de unas primarias internas. Sin embargo, este «petit comité» en las sombras, ofrece lecturas diversas y enriquecedoras sobre el papel que Zapatero e Iglesias, aún aspiran a ejercer sobre España, después de haber aplaudido las dos legislaturas de José Luis y el resultado final de la última. Y eso son datos objetivos en términos de política económica y del estado de la sociedad, aunque siempre hay fanáticos para un descosido. p-sanchez La primera lectura clara de esta actuación de Zapatero, es que para él tiene más peso la influencia de su propia persona en la política, que los resultados de las futuras elecciones o el papel que deba desempeñar la nueva generación de socialistas. Moralmente es condenable, pero políticamente no, porque hubiera dejado el país hecho un erial después de su salida hace cuatro años y hubiera ocultado una crisis en el año que se presentaba a su reelección. No conforme con eso, aspira a jugar cartas en el futuro de la naciente fuerza de Podemos. Si bien, probablemente la actuación de Zapatero sea posiblemente un intento de lucha entre un sector de los votantes y militantes socialistas, los más próximos a Podemos, contra el sector socialdemócrata y socio-liberal. Aunque, las luchas intestinas en el PSOE suelen en no pocas ocaciones, llevar más el sello de personas que el de ideas o posiciones políticas.

En lo que acontece a Iglesias, se asiste a la escenificación de lo que ya había advertido Orwell en Rebelión en la Granja. Durante un año, se ha difundido el discurso de la casta, de quién es casta o quién no, si el PSOE sí, si IU ahora sí y luego no, el PP seguro que sí y los otros partidos que no son Podemos, también son casta. Y después de eso, la acción del líder tuerce el guión de la casta reuniéndose con una de las grandes personalidades de esa élite, José Luis Rodríguez Zapatero. De forma similar, los cerdos de la granja que habían acometido una revolución política y social, terminaban reuniéndose con el granjero, comiendo en su mesa y vistiendo como él en una negociación al final del libro. ¿Seran las personas capaces de entender que la política no es más que la lucha de una minoría contra otra en coalición con otras? Véamos pues, hasta dónde llega el sentido común de esta nuestra sociedad.

El crimental de Interior

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El asesinato de Isabel Carrasco en Léon ha conmocionado a la sociedad en los últimos días. Para empezar, es el primer asesinato político no realizado por ETA que se produce en estos treinta años de democracia, prácticamente desde la Transición con marcados episodios como los abogados de Atocha. Si bien, la situación económica y política presente dista de una gran diferencia con la que se vivía por aquel entonces. Esto ha producido multitud de comentarios, opiniones y declaraciones ante los medios de comunicación y las redes sociales.

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En esta época, muy dada al populismo, no ha faltado quién de alguna forma u otra ha parecido celebrar la muerte de esta persona. Si bien, los medios de comunicación están magnificando el asesinato de esta señora hasta límites moralmente indeseables. Y moralmente indeseables porque -y que conste el arribafirmante no es amigo de populismos- son más de 3.000 las personas que a día de hoy se han suicidado por hechos trágicos como la pérdida de su hogar, de su empleo, etc. y esos cadáveres son ocultados por nuestros medios de comunicación. Silenciados. Son «evaporados» como dirían en 1984 de Orwell. Mientras que, la muerte de un representante político parece convertirse en un drama nacional. Hay que meditar sobre estos balances del sistema y sobre todo, ser fríos en nuestra expresión ante la muerte de esta señora, que no deja de ser una ciudadana más como las que a diario mueren en un suicidio o por un caso de malos tratos.

Si bien, será difícil meditar porque las reacciones del Ministerio de Interior no se han hecho esperar. Desde esta cartera se afirma que procederán a investigar en las redes sociales a cualquier opinión, mofa o burla que no haya sido acorde con el drama nacional patrio que estamos viviendo. ¿Será investigada esta columna? ¿Por qué no se investigan las opiniones racistas, machistas y clasistas de algunos miembros del Partido Popular? Parece ser que nuestro derecho a la libertad de expresión tiene mayor alcance para unos y para otros. E insisto, no es una cuestión fácil porque es sencillo caer en el populismo, pero palabras mayores son cortar la libertad de comunicación de una ciudadanía. ¿Se estará produciendo una extraña coincidencia entre Jorge Fernández y el Gran Hermano orwelliano? ¿Estaremos dando los pasos para tipificar el «crimental» y seguir manteniendo la «evaporación» de ciudadanos que se quitan la propia vida en este contexto de crisis? Lo que sí queda claro, es que España no es país para las libertades ni mucho menos para liberales.