egoismo
El Estado del futuro
Ayer durante una conversación con una vieja amiga vino a la mente una pregunta bastante obvia en el campo de la Ciencia Política. Y esta pregunta, se plantea de la siguiente forma. ¿Cómo es posible que después de cinco siglos no exista una organización política más compleja y global que el Estado? De hecho, el ente estatal en sus orígenes es una de las formas políticas que más cambios y transformaciones ha experimentado desde el Estado moderno hasta el Estado liberal-democrático, pasando por los totalitarismos. Ni las izquierdas ni las derechas, con excepción del anarquismo y el anarquismo-municipalista, han renunciado a la institución estatal en sus diferentes manifestaciones y experiencias históricas.
Ciertamente, el origen del Estado viene favorecido por una serie de factores. Entre ellos, uno nada desdeñable, es el desarrollo de la tecnología y el conocimiento, que posibilitó el surgimiento de países como España, Portugal, Francia e Inglaterra. Sin la mejora de las comunicaciones marítimas en el siglo XVI hubiera sido imposible concebir estas fórmulas de organización humana. Y es que, es necesario un sistema de transportes conectado, seguro y con cierta rapidez que permitiese conectar poblaciones situadas a grandes distancias.
Ahora bien, surge la cuestión de por qué existiendo actualmente sistemas de comunicación aérea y las portentosas nuevas tecnologías, no se ha avanzado hacia una organización política más compleja y que englobe un área geográfica mayor que la de los Estados. Se puede citar el caso de la Unión Europea, pero realmente, esta organización camina a un paso entre un instrumento en manos de un Estado -Alemania- y un acuerdo entre distintos Estados. Por otro lado, las Naciones Unidas, al menos en teoría, podría ser un tipo de organización que investida hipotéticamente con los poderes de un Estado podría englobar y abarcar un área geográfica más amplia.
Sin embargo, ¿por qué no se ha avanzado en esa línea? ¿Por qué no se ha creado un parlamento de las naciones o una suerte de gobierno mundial kantiano con poderes políticos efectivos, cuando existe tecnología para hacer posible dicha realidad? La solución, claro está, reside en que la institución estatal mantiene una preeminencia incuestionable por el principio de soberanía y en que el egoísmo humano rige indudablemente la dinámica tanto macro como micropolítica.
Quién llenará tu corazón vacío
En otras ocasiones, he tenido el placer de hablar sobre los sujetos que pululan por la Universidad Pablo de Olavide, un lugar del cual se extrae bastante bazofia con aspiraciones políticas pueriles. Pueriles porque se reviste el ansia de poder con el interés general. Hoy tengo el disgusto de observar como el hipócrita señor, actual Delegado General del mencionado centro universitario hace de su política “rebelde” e “inconformista” con los recortes en Educación. Tarea la cual, es cuanto menos loable, si bien hay personas con mucha más dignidad para acometerla.
Hablemos por ejemplo de la diarrea mental que transcurre por su cabeza que a duras penas sólo piensa “quiero tener poder” para “ser popular”. Érase una vez, un imberbe representante de la clase de un primer curso que entre dar su apoyo a un sector u otro de una asociación dividida por otros hambrientos de cargos, prefirió desmarcarse para presentarse como presidente a las elecciones internas. Y finalmente, acabó obteniendo el menor número de votos porque no había otro interés, antes que el servicio a los compañeros, que el aspirar a más poder. Fue una pena, al final sus amenazas, chantajes y aquellas frase de “mi clase es la que tiene más votos” podría haber quedado inmortalizada como la del monarca francés que dijo “El Estado soy Yo”.
No obstante, no fue una mala jugada porque de camino consiguió limpiar los cuartos traseros del Delegado General del momento. Tras lo que, recibió algunos cargos de segundo de a bordo junto al resto del séquito gubernativo. Y tras unos trabajos detrás del telón, nada que ver con el servicio a los demás, ha logrado hacerse con el cargo más alto de la representación estudiantil. Enhorabuena. Esto quiere decir que el guión de la obra entre un grupo de antiguos chupatintas del sector sigue sin cambios por la vieja Hispalis.
Como hemos deseado a muchos y siempre se acaba cumpliendo por lo que he visto. Espero que algún sujeto le pare los pies en algún momento del camino o le encierre en un despacho autónomo, cima de tu posterior caída. Tengo la suerte de escribir desde malacitano escritorio, escuchar el sonido del mar cerca y saborear un pitufo mixto todas las mañanas. Disfruto a ratos parafraseando al viejo profesor Baques “cada sociedad tiene a los políticos que se merecen”. Pero chico, los estudiantes de la Pablo te garantizo que no te merecen.
Para no calentar más tu cabeza, herir tu irascible orgullo o hundir tu helado corazón, recordaré una frase de Jung por si tus relaciones afectivas dejan de ser satisfactorias. Y es que, “si algo llena más al hombre que el sexo, es el poder”. Garantizo que como ser humano necesitas tanto amor como toda esa fanfarria de cargos no consiguen llenar tu vacío espíritu.
Del egoísmo localista o la ley de capitalidad
El debate sobre las ventajas que debe gozar Sevilla por su estatus como capital andaluza ha abarrotado los titulares en la última semana. A raíz de las demandas de colectivos sociales hispalenses, el consistorio de la ciudad ha vuelto a demandar la creación de una norma autonómica que haga honor a la capitalidad. Todo ello en base, al abandono que ha sufrido por parte de la Administración Central y autonómica. Lo que se traduciría en más fondos, administraciones e infraestructuras para el polo del desarrollo andaluz en un interior prácticamente en vías de desarrollo.
Por su parte, De la Torre ha manifestado que carece de sentido dotar de mayor capacidad a Sevilla. En primer lugar, porque Málaga, Almería y Granada son las ciudades que más aportan a las arcas regionales, pero son las que menos perciben en relación a su capacidad contributiva. En segundo lugar, por no ser justo con el resto de provincias ni municipios ni con las dificultades que atraviesa su financiación. Lo que ya estaba previsto en la ley de autonomía local que preveía unos mayores recursos para los entes.
Desde la capital hispalense, se sigue promoviendo a bombo y platillo eso de que son capital. La solidaridad interterritorial, la justicia redistributiva y la capacidad de financiación del resto de municipios andaluces quedan olvidados en la buhardilla por el egoísmo sevillano. Los que no satisfechos con ser capital administrativa, receptores de dos exposiciones mundiales y beneficiarios de los recursos de la Junta tienen el morro de decir que son los grandes ignorados. Pues, su queja no está en demandar para Andalucía mayores fondos por ser la gran olvidada por la Administración, sino en recordar que Sevilla la menos olvidada lo sigue estando.
Por si no fuera poco, desde el grupo socialista del Ayuntamiento sevillano se quejan del desacuerdo entre populares de allí y de Málaga. Lo que no se recuerda tampoco es que su gestión ha dejado sin fondos tanto a las arcas locales como a las autonómicas. Lo que entrega un argumento más para que la insolidaridad territorial hispalense pueda seguir haciendo gala de su “caciquismo anocéntrico”. Menos mal que Málaga y Almería siguen aportando al grifo del derroche autonómico, menos mal para Javi y José Antonio.