Quién llenará tu corazón vacío
En otras ocasiones, he tenido el placer de hablar sobre los sujetos que pululan por la Universidad Pablo de Olavide, un lugar del cual se extrae bastante bazofia con aspiraciones políticas pueriles. Pueriles porque se reviste el ansia de poder con el interés general. Hoy tengo el disgusto de observar como el hipócrita señor, actual Delegado General del mencionado centro universitario hace de su política “rebelde” e “inconformista” con los recortes en Educación. Tarea la cual, es cuanto menos loable, si bien hay personas con mucha más dignidad para acometerla.
Hablemos por ejemplo de la diarrea mental que transcurre por su cabeza que a duras penas sólo piensa “quiero tener poder” para “ser popular”. Érase una vez, un imberbe representante de la clase de un primer curso que entre dar su apoyo a un sector u otro de una asociación dividida por otros hambrientos de cargos, prefirió desmarcarse para presentarse como presidente a las elecciones internas. Y finalmente, acabó obteniendo el menor número de votos porque no había otro interés, antes que el servicio a los compañeros, que el aspirar a más poder. Fue una pena, al final sus amenazas, chantajes y aquellas frase de “mi clase es la que tiene más votos” podría haber quedado inmortalizada como la del monarca francés que dijo “El Estado soy Yo”.
No obstante, no fue una mala jugada porque de camino consiguió limpiar los cuartos traseros del Delegado General del momento. Tras lo que, recibió algunos cargos de segundo de a bordo junto al resto del séquito gubernativo. Y tras unos trabajos detrás del telón, nada que ver con el servicio a los demás, ha logrado hacerse con el cargo más alto de la representación estudiantil. Enhorabuena. Esto quiere decir que el guión de la obra entre un grupo de antiguos chupatintas del sector sigue sin cambios por la vieja Hispalis.
Como hemos deseado a muchos y siempre se acaba cumpliendo por lo que he visto. Espero que algún sujeto le pare los pies en algún momento del camino o le encierre en un despacho autónomo, cima de tu posterior caída. Tengo la suerte de escribir desde malacitano escritorio, escuchar el sonido del mar cerca y saborear un pitufo mixto todas las mañanas. Disfruto a ratos parafraseando al viejo profesor Baques “cada sociedad tiene a los políticos que se merecen”. Pero chico, los estudiantes de la Pablo te garantizo que no te merecen.
Para no calentar más tu cabeza, herir tu irascible orgullo o hundir tu helado corazón, recordaré una frase de Jung por si tus relaciones afectivas dejan de ser satisfactorias. Y es que, “si algo llena más al hombre que el sexo, es el poder”. Garantizo que como ser humano necesitas tanto amor como toda esa fanfarria de cargos no consiguen llenar tu vacío espíritu.