alcaldesa
Discursos de carné en boca
El discurso de Ana Botella en la elección de la ciudad que acogería los Juegos Olímpicos de 2020 se ha convertido en un viral en la red. No han faltado pistas de música electrónica, fotomontajes y encendidos comentarios burlándose de la “relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor”. No le faltan motivos a la multitud de españoles que estas palabras le han arrancado miles de risas y sonrisas en estos días.
Lo que sí es decepcionante es saber el precio qué ha costado ese discurso en “spanglish” que tan bien podría haber escrito cualquier vecino de la Línea de la Concepción. Una cifra de dos millones de euros es la inversión que se ha destinado para el asesor de esta señora. Y es que en el espacio público, el discurso es fundamental porque asienta un marco, es decir, una forma de entender la realidad y de establecer valores frente a la audiencia. Por su parte, el discurso de Botella carecía de cualquier marco, cuyo único interés era transmitir una imagen de simpatía y calidez.
Tampoco ayudaron los coloretes de la señora Botella. La primera edil, entrada prácticamente en la senectud con sus 59 años de edad, no está para estas tonterías. Un rostro femenino, con los pómulos arrugados y la piel tersa no merece ser degradado a la imagen de madurita disfrazada de colegiala propia de cualquier película porno cutre. Más bien, habría sido más adecuado y modesto haber perfeccionado esos rasgos para transmitir seriedad y sensatez.
En España, disponemos de buenas empresas de comunicación, de expertos en oratoria y de imagen. Cabe citar la Fábrica de Discursos de Francisco Carrillo, Yago de Marta o Luis Arrollo, profesionales a los que el arribafirmante ha tenido el placer de conocer en alguna ocasión. Los cachorros de carné del partido en boca ya han demostrado que no tienen ni puta idea de nada.