Mes: marzo 2015
Miserables
Esta obra literaria no pertenece a Víctor Hugo. Tampoco fue escrita en el siglo XIX. La única relación que mantiene con su homóloga es la de compartir el mismo nombre. Esta historia se sitúa en la ciudad de Sevilla, aproximadamente en torno a primavera de 2015, y tuvo lugar después de unas elecciones autonómicas en las que el órgano legislativo autonómico había experimentado un cambio considerable en su composición parlamentaria. Las senectudes políticas de la élite que había regido el llamado “cortijo” durante varias décadas estaba preocupada junto a su adversario ancestral que observaba como perdía credibilidad ante la sociedad. Ésta es una leyenda de pérdida de confianza, miedo y egoísmo.
Los otros oligarcas, ataviados en sus chaquetas Emiclio Tucci “off shore”, tenían miedo de perder sus feudos en las capitales de provincia. Asediados por nuevas minorías que aspiraban a representar las verdaderas demandas y en una última oportunidad por hacer algo realmente útil por la gente, los viejos señores de la derecha apostaron su última carta por mantenerse en sus poltronas del poder municipal, ignorando el sufrimiento de sus súbditos. El heraldo, Juan Manuel Moreno, acudió en audiencia ante su adversaria, la sátrapa Susana Díaz para llegar a un acuerdo que beneficiase mutuamente al status quo.
Del pacto entre enemigos tradicionales surgió una nueva amistad. Y es que, dice el refrán que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, y si el enemigo de los oligarcas era la sociedad andaluza, sólo bastaba con llegar a un pacto de caballeros. De esta forma, Moreno ofreció a Díaz la posibilidad de garantizar su investidura como Presidenta, a cambio de que, los socialistas acometieran con la misma actitud recíproca en los consistorios feudatarios de los populares en las elecciones locales. No había palabras para tan vil acuerdo en el que se dejaba a un lado la opinión de la sociedad y donde el único objetivo de los oligarcas era mantener su poder, un poder que supuestamente se legitimaba en la voluntad de sus súbditos, ya no ciudadanos. Esta obra protagonizada por Susana Díaz y Juan Manuel Moreno se titula “Miserables”.
Díez derrotada por Rivera
El resultado de nueve parlamentarios autonómicos que ha obtenido Ciudadanos ha asestado el último golpe a la formación magenta. La marca de Albert Rivera es la primera vez que se presenta a los comicios andaluces, obteniendo la entrada en la cámara andaluza, mientras que UPyD sigue sin conseguir siquiera un escaño en la institución legislativa. De esta forma, se salda la disputa ya iniciada anteriormente por Rosa Díez cuando se propuso la fusión o la coalición entre ambas fuerzas con idearios similares.
La noticia no ha sentado muy bien en la sede de UPyD donde se ha nombrado un comisario frente a la revuelta interna. Mientras, más de mil afiliados de la ola magenta se han pasado a Ciudadanos, demostrando las tesis elitistas de Michels en las que independientemente de quien gane, al final se produce la victoria de una minoría frente a otra. Y es que, la minoría liberal no queda claramente representada en un partido controlado por una líder de la vieja guardia que se resiste a abandonar la vida públicas después de tres décadas, a la vez que, defiende el “fair play” en la política y la finalización de la profesionalización de la política.
El hecho de que los votos obtenidos por Ciudadanos provengan de antiguos votantes del PSOE y del PP no es algo a lo que nadie le haga asco. Sea como sea, Podemos y Ciudadanos están canalizando el descontento frente a los partidos tradicionales, mientras fuerzas alternativas como IU son barridas por el electorado. Mención a parte, partidos como UPyD o el extinto PA que empiezan a cuestionar su existencia, a excepción de las concejalías que mantienen en distintos municipios. Otra cosa será hablar de la gobernabilidad de Andalucía en manos de un PSOE con escaso apoyos y asediado por las propuestas de la oposición en cuanto a un posible gobierno en solitario.
Sorpresa andaluza
Comentan los expertos que las elecciones andaluzas depara unos resultados inesperados. Tal y como sucedió en las anteriores de 2012, en las que el voto al PP estaba sobrerrepresentado. Sin embargo, esta vez serían Podemos y Ciudadanos algunas de las opciones partidistas que podrían haber sufrido un aumento de su tamaño real como resultado de los efectos de la variable de simpatía política. Sea como sea, las presentes son unas elecciones de cambio en lugar de unas elecciones de continuidad, en las que cambiarán bastante las circunstancias y limitaciones del sistema de partidos autonómico.
El bipartidismo gravemente herido, pero aún vigente pervivirá una legislatura más. Existen datos suficientes en cualquiera de las encuestas publicadas por el CIS, IESA, Metroscopia o MyWord entre otros para observar que los partidos de gobierno clásicos de la democracia española van a sobrevivir. Y es que, lo fundamental no serán los resultados del domingo, sino muy al contrario, lo que se acuerde una vez se sepa el peso de cada fuerza política dentro de la cámara andaluza.
Hacienco memoria, la cámara andaluza ya ha tenido anteriormente más de cuatro partidos en su seno. Recuerden cuando en la primera legislatura, PSOE, UCD, AP, PCE y PA estaban representados dentro de dicha institución. Por lo que, ante todo cabe hacer hincapié en que se experimentará un momento de aumento de las identidades políticas y de transformación en múltiples ámbitos. Las posibilidades de coalición y los pactos que se funden entre las nuevas fuerzas políticas serán realmente los factores que determinen el futuro de la autonomía andaluza en los próximos cuatro años.
Doble bipartidismo
En un reciente artículo de Ramón Cotarelo, se plantea la hipótesis del doble bipartidismo. No hay otras opciones. No existen otros partidos. Ni Equo, ni Izquierda Unida, ni UPyD, ni nadie más. El fenómeno de la americanización de la política y los mecanismos de conversión de voto de nuestro sistema electoral está produciendo la pervivencia del viejo bipartidismo y el auspicio de uno nuevo de manos de Ciudadanos y Podemos. Así, estos dos partidos intenten sustituir a PP y PSOE respectivamente en sus caladeros de votos.
Decía el insigne Pablo Iglesias que la política actual no es de izquierdas ni derechas. Se equivocaba. Sigue siendo de azul o rojo, de opción A o de opción B. Porque el ciudadano se sigue moviendo principalmente en este anclaje político para determinar sus opciones de voto. Más allá de los valores postmaterialistas, de la crisis económica, del ecologismo y feminismo, de tal o cual, las viejas ideologías siguen influyendo en lo que los españoles votarán, especiamente si hablamos de las elecciones generales. Por lo que, desactivar el eje izquierda-derecha está muy bien para que Podemos absorba voto de distintos caladeros ideológicos, pero no explica la auténtica realidad que se está produciendo.
Siguiendo esta lógica, lo fundamental estará en las coaliciones y los acuerdos. Por el bien de los ciudadanos, esperemos que esta vez esa cultura pacticia imperante en otros países de Europa se pueda asentar en España para reconducirla a un nuevo horizonte. O si por el contrario, seguiremos en ese maldito cainismo, en la continua división de izquierda-derecha, buenos-malos, norte-sur, que tanto gusta a los habitantes de la Península Ibérica. Causa a la vez de los bipartidismos y otros tantos males que afligen a sus pueblos.
Especulando sobre las andaluzas
Las elecciones andaluzas son las primeras del agitado calendario electoral de este año. La débil alianza entre socialdemócratas y comunistas ha pasado a mejor. Descanse en paz. ¿O quizá volverá a resucitar si las cuentas de escaños y futuribles coaliciones no salen? Se están barajando muchos porcentajes de cara a la posible composición del Parlamento Andaluz, pero no hay nada seguro. Si bien hay una serie de cuestiones que no se deben desdeñar y que se pueden afirmar con seguridad de cara a los resultados.
En primer lugar, la entrada de Podemos y Ciudadanos con cierta capacidad de maniobra en la cámara autonómica. Esto demuestra que el desencanto existente en la sociedad española también ha calado entre los andaluces, que no son precisamente los menos perjudicados por la crisis económica. Además, se plantean como alternativa a fuerzas políticas como IU o UPyD que han intentado mostrarse como opciones al bipartidismo. Por otro lado, Podemos entra en una situación difícil, ya que tendrá que elegir entre gobernar con algunas de las antiguas fuerzas -de la casta en su idioma- que han estado en el poder, o mantenerse en la oposición.
En segundo lugar, el bipartidismo ha demostrado que pese a su desgaste, resiste en la comunidad andaluza. Mientras que, el candidato de los populares cree que este es su momento, nadie sabe cómo y probablemente ni él lo intuya, ya que sus únicas salidas pasarían por un pacto con el PSOE o Ciudadanos. Lo que implicaría tanto en un caso como en otro, comerse sus propias palabras sobre el “cambio” -gran proclama de la derecha paradójicamente- y la corrupción. Mientras que, Susana Díaz seguiría presente como la líder de la formación victoriosa, aunque no contase con los escaños necesarios para formar gobierno.
Mientras que, formaciones como IU de Andalucía serían víctimas de sus propios actos. No es posible coquetear con Podemos a la par que se retiran del gobierno con los socialistas. En política y en la vida, no se puede estar en todos los sitios. Y es que, a veces el menú de opciones puede ser autodestructivo si no se maneja con cuidado. Una auténtica pena, teniendo actualmente uno de los líderes nacionales mejor valorados y más jóvenes como Alberto Garzón.