Juventud por el cambio
La Simulación del Congreso Español ha cumplido su tercer año. Esta iniciativa que realizan estudiantes de la Universidad Pablo de Olavide en la capital hispalense asienta aires de asentamiento. Ya es una niña grande que ha aprendido a andar por sí sola, como ha dicho uno de sus primeros creadores, y va camino de proseguir. Aún, en estos tiempos de crisis económica ha podido llevarse una vez más a cabo gracias al apoyo de las instituciones y especialmente al trabajo desinteresado de sus organizadores.
Para muchos jóvenes, esta simulación es un ejercicio de participación y convivencia para ponerse unos días en la piel de un diputado. En algunas ocasiones, para pensar y defender ideológicamente posturas que no son las que el sujeto defendería en su vida ordinaria. Para algunos otros, una escuela para aprender las prácticas políticas y el funcionamiento interno de la institución legislativa.
Esta simulación no es el único simulacro de práctica política para jóvenes. También existen otros como la Simulación del Parlamento Andaluz que se realiza anualmente en Ronda y de las Naciones Unidas en Barcelona. La cuestión está en que muchas pecan de emulaciones simuladas, es decir, de ser la cantera de auténticos políticos y convertirse en corralillos para una prematura élite. Élite en la que muere la participación y la apertura y los señoritos de siempre, de un partido y de otro, hacen lo de todos en lo suyo.
La Simulación del Congreso Español como mínimo común denominador, es un juego de rol dirigido a la transformación política y social. Con la esperanza, que las generaciones nacidas en democracia aprendan y mejoren la dinámica política que a día de hoy tanto limita. Y ahí, es donde ejercicios como estos deben ser potenciados y apoyados para mejorar la calidad democrática de nuestra clase política.