La clave está a la izquierda
25M. Desenlace de la contienda electoral por Andalucía. Los protagonistas del bipartidismo se la juegan todo a una. Aunque, en la parrilla de cada partido hay distintas cuestiones que acabarán con buen asado o una chamusquina definitiva. Por ello, si algo marca a los contendientes es que el derrotado perderá mucho más que el acceso al ejecutivo de la Junta de Andalucía.
En primer lugar, el PP andaluz afronta su bautismo de fuego para hacerse por primera vez en la historia con el Gobierno autonómica. Y por tanto, efectuar una alternancia en el poder de la comunidad que ha estado durante más de treinta años en un régimen de partido dominante, según la clasificación de Sartori. Lo que, se presume, es un síntoma de calidad democrática para las instituciones y la cultura política. No obstante, la apuesta de los conservadores es el liderazgo de Javier Arenas, político superviviente e iniciado en el centro-democrático durante la Transición. Y que, de no obtener la victoria acabaría totalmente quemado produciendo una renovación de la élite en el seno del partido.
En segundo lugar, el PSOE se juega la continuidad del régimen chavista, ahora griñaniano, de café para todos. O mejor dicho, está a prueba el liderazgo de José Antonio, que recibió el Gobierno de la Junta de parte de su amigo Manuel, pero nunca lo ha ganado hasta ahora en unos comicios. De ahí, debemos observar si el heredero tiene la misma virtus que el príncipe; o si por el contrario, la fortuna termina por vencerlo en el último momento después de tantos ERES, fondos reptilianos, leyes de reforma administrativa y demás varapalos. Cuya hipotética derrota abriría aún más las luchas intestinas en el socialismo andaluz arrastrado por la marea azul.
En tercer y en último lugar, está el gran decisor de esta contienda IU. Esta formación aspira a aumentar sus diputados gracias a los votos volátiles desde la izquierda del PSOE. Lo que la coloca en una posición inmejorable para negociar con los socialistas un gobierno de coalición en caso de que los populares no obtuviesen mayoría absoluta, o si, dejaría a la derecha gobernar como castigo al gobierno saliente como hizo en Extremadura. IU lo tiene todo por ganar porque si cede al PP aumentaría sus votos y apoyos de forma indirecta y se legitimaría como “auténtica izquierda” frente a un PSOE que ella misma cataloga como derecha. Si no, regresaría al ejecutivo entrando en la gestión de la comunidad autónoma con todas sus prerrogativas y prebendas.
En cuanto a los diputados de PA y UPyD, los primeros se quedarían fuera y los segundos mantienen unas lejanas posibilidades de conseguir algún diputado por Sevilla y Málaga. Por lo que, tras este análisis, la izquierda real es la que tiene el sartén por el mango y la que decidirá cuál será el destino de Andalucía en la próxima legislatura.