La otra capitalidad cultural
La ciudad de Córdoba ha sido hasta hace unos meses la competidora andaluza con Málaga por la Capitalidad Cultural de 2016. Lo cierto es que, la vida intelectual y cultural de Málaga tenía sendas barreras para arrebatar a la antigua capital de Al-Andalus su paso a candidatura. De hecho, la urbe malacitana se quedó en la entrada para llegar a ser candidata, algo que los cordobeses y cordobesas no han tenido tan difícil.
La cuestión está en que además de esta barrera, existía una segunda. Las malas artes con las cuales el PSOE de Andalucía ha jugado con un proyecto, que más que político, es ante todo ciudadano y cultural. Para ello, desde el primer momento apoyó la capitalidad cordobesa antes que la de Málaga por ser un feudo popular. A la par que, los lacayos socialistas de Málaga brindaron su colaboración tardía a la iniciativa municipal a la espera de que fuese eliminada, sin dejar de ser “defensores de su ciudad” ante sus conciudadanos.
Una vez la marea pasó y la capitalidad malagueña fue devorada por la política partidista del PSOE y el incivismo, los cuervos dieron paso a su festín. Así, estos pajarracos ataviados bajo apariencia intelectual e hipotéticas instituciones ciudadanas se dedican ahora a criticar desde sus asambleas la “incultura malagueña”. ¿Falta de cultura? Se engañan quiénes dicen que en Málaga no hay cultura, puesto que no son escasos los intelectuales que a diario trabajan de forma anónima a favor de la ciudad.
El problema es que realmente no existen valores de amor a una ciudad, porque por encima de ellos, está la disciplina del partido. Pero, sería demasiado pedirle a estos individuos que se conviertan en intelectuales. Cuando en realidad, sólo son políticos que han leído alguna obra que les recordó a un viejo aire rojo cercano al anagrama que reza en su sede.