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La ciudad mutualista tiene las mejores condiciones para su implementación efectiva en Zaragoza entre las seis urbes más pobladas de España
La urbe mutualista es el planteamiento de núcleo que proponen los expertos del Antropoceno como respuesta al reto del cambio climático. Entendiendo la ciudad como una hibridación o cuando no, una reconciliación entre la división teórica entre lo humano y lo natural que es fruto del constructo del pensamiento en torno al medio ambiente que ha mantenido generalmente el ser humano. Ante este modelo, los profesores Francisco Collado y Ángel Valencia del Área de Ciencia Política de la Universidad de Málaga han realizado una investigación que sondea las ciudades más pobladas de España para identificar cuál de ellas reúne unas condiciones más adecuadas para un diseño y una implementación de este paradigma. Tras las indagaciones realizadas, el estudio muestra que la ciudad de Zaragoza reúne las condiciones más óptimas para la implantación de políticas con lógicas basadas en el mutualismo urbano, mientras que Madrid es la que se sitúa en una posición más complicada para ejecutar este modelo. Esta investigación está recogida en el capítulo de libro «La adopción del modelo de ciudad mutualista en España» incluido en la obra Desafío Antropoceno: democracia, sostenibilidad y justicia en un planeta cambiante (2024) coordinado por Manuel Arias Maldonado y Ángel Valencia Sáinz en la editorial Tirant lo Blanch. Este libro es el resultado de las distintas investigaciones realizadas en el contexto del Proyecto «El reto del Antropoceno: democracia, sostenibilidad y justicia en un planeta desestabilizado» (FEDER-UMA20-FEDERJA-012) de Ayudas I+D+I del Programa Operativo FEDER Andalucía 2014-2020
Nicolás, Jesús y la megalomanía delirante
El pequeño Nicolás. Un caso extremo de arribista, con tan sólo 20 años, sin perjuicio ni beneficio ha salido a la luz como un auténtico estafador, un magnate de las falsas influencias y un ser deseoso de acumulación de capital simbólico, como diría Bourdieu, en forma de amistades, contactos y fama. El cual parece adolecer de algún delirio megalómano que lo llevó de «pegarse a los grandes» a la estafa. Al parecer, las últimas investigaciones apuntan que usaba un chalet de Edhinor S.A., empresa para la que trabajaba como free lance, como segunda residencia y para cerrar negociaciones (timos) con empresarios e inversores. Una situación que ejemplifica la confianza y la seguridad sobre la que se asientan no ya sólo la política, sino también el turbio mundo de la economía en España.
Por desgracia, el delirio megalómano de Nicolás no es una excepción. También la literatura y las artes, esa loada torre de marfil que es el intelectualismo padece de estos seres egocéntricos (más de lo necesario). Un caso no muy lejano que el arribafirmante tiene es el de un compañero de carrera en el gremio periodístico. Un joven de dieciocho años que pensaba emular a los grandes escritores del siglo XX y que tenía Madrid como ciudad de referencia para peregrinar su compra y venta de influencias y redes. Durante su juventud, este chico se dedicó a vilipendiar a la ciudad malacitana porque la urbe era incapaz de satisfacer sus necesidades megalómanas, llegando a hablar de «esta mierda de ciudad» y propugnando una y otra vez su necesidad de emigrar a los Madriles. Mientras tanto, se obsesionaba por rodearse del glamour del Festival de Cine de Málaga. No fue en vana su empresa en territorio malacitano, donde vestido con una hipotética ideología de izquierdas, jugueteó con los miembros de IU de la Diputación, obteniendo premios, galardones y dinero para la publicación de su primer libro de formas poco ortodoxas. De hecho, se sirvió del chantaje y la difamación para mantener bien alta su reputación e intentar hundir la de otros. Uno de los que la padeció fue el señor que escribe estas líneas.
Una vez llenado el hartazgo con respecto a Málaga, nuestro protagonista había conseguido todo lo que necesitaba de nuestra ciudad. La (supuesta) influencia de León Gross, sendas tribunas periodísticas en Málaga Hoy, La Opinión y Sur. Con ello, Nieto emigró a Madrid, donde cambió la chaqueta comunista por el intelectualismo ibérico de Umbral y otros grandes de los medios más cercanos a la derecha. Desde allí, se hace miembro de la fundación umbralista, frecuenta el Café Gijón ya que una personalidad de su calidad moral e intelectual no podía estar fuera del circuito de cafés literarios; y dice ser un supuesto heredero de la «generación del botellón». ¿Una generación? ¿ideología y moral firmes y loables de un autor? ¿un auto… qué? Disculpen mis intelectuales, pero la socialización y la búsqueda individual del poder es lo que envuelve muchas veces a esa torre de marfil que es el mundo literario español, donde personas como nuestro amigo, Jesús Nieto Jurado, palidece de una peste megalómana grave a la que nada le importa su sociedad, su país, su mundo, sus ideas. Sólo importa el Io, el Yo o Ego como ustedes le quieran llamar y este hombre sólo sirve a su nombre. Por si alguien tenía dudas sobre la calidad moral e intelectual de Nieto. Sus días de mendicidad entre mendrugo y mendrugo en el Café Gijón están a la orden del día. Ese es su compromiso.
Discursos de carné en boca
El discurso de Ana Botella en la elección de la ciudad que acogería los Juegos Olímpicos de 2020 se ha convertido en un viral en la red. No han faltado pistas de música electrónica, fotomontajes y encendidos comentarios burlándose de la “relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor”. No le faltan motivos a la multitud de españoles que estas palabras le han arrancado miles de risas y sonrisas en estos días.
Lo que sí es decepcionante es saber el precio qué ha costado ese discurso en “spanglish” que tan bien podría haber escrito cualquier vecino de la Línea de la Concepción. Una cifra de dos millones de euros es la inversión que se ha destinado para el asesor de esta señora. Y es que en el espacio público, el discurso es fundamental porque asienta un marco, es decir, una forma de entender la realidad y de establecer valores frente a la audiencia. Por su parte, el discurso de Botella carecía de cualquier marco, cuyo único interés era transmitir una imagen de simpatía y calidez.
Tampoco ayudaron los coloretes de la señora Botella. La primera edil, entrada prácticamente en la senectud con sus 59 años de edad, no está para estas tonterías. Un rostro femenino, con los pómulos arrugados y la piel tersa no merece ser degradado a la imagen de madurita disfrazada de colegiala propia de cualquier película porno cutre. Más bien, habría sido más adecuado y modesto haber perfeccionado esos rasgos para transmitir seriedad y sensatez.
En España, disponemos de buenas empresas de comunicación, de expertos en oratoria y de imagen. Cabe citar la Fábrica de Discursos de Francisco Carrillo, Yago de Marta o Luis Arrollo, profesionales a los que el arribafirmante ha tenido el placer de conocer en alguna ocasión. Los cachorros de carné del partido en boca ya han demostrado que no tienen ni puta idea de nada.

