Día: abril 4, 2011
Cinco años del Avisador Malagueño
Hace no pocas columnas, hablamos de la riqueza histórica y cultural de Málaga. Un valor singular sobre el que podría haber girado la capitalidad cultural y no sobre las tácticas partidistas y el beneficio empresarial. Hoy viene a colación hablar de un proyecto, la revista cultural ‘El Avisador Malagueño’ que se inició hace ya un lustro y que ha sido premiado el pasado viernes con el galardón “Sentir Málaga” que entrega anualmente la Asociación Málaga Siglo XXI.
Por principios de 2006, el historiador y escritor Diego Ceano reunió a un grupo de historiadores, escritores y especialistas en distintos ámbitos de la cultura malagueña. A partir de este equipo, se impulsó la creación de una publicación de periodicidad mensual y cuyo nombre hiciese honor al antiguo periódico malacitano, en la que se tratan distintos temas como la Málaga musulmana, la época decimonónica, misterios, leyendas, flamenco, recuerdos de un pasado reciente y mucho más. Todo ello, con el objetivo de servir como apoyo a los docentes de Historia en los colegios e institutos de educación secundaria para que los alumnos conociesen a su ciudad. Si bien, esta meta no se ha conseguido, el camino final que se adoptó ha sido exitoso.
Con el paso de los meses, aumentaron el número de personas a las que llega un ejemplar del Avisador Malagueño. Así, se han abarcado instituciones, casas regionales, malagueños en el exterior y muchos otros particulares que aún estando lejos de su tierra, tienen un trozo de su esencia para disfrutarla cada mes.
Y llegado a este punto, cabe preguntarse dónde están los políticos, las instituciones y los intelectuales pagados con prebendas del partido de turno para apoyar esta iniciativa. Por desgracia, ninguno de esos elementos ha tenido acceso a la elaboración del contenido de esta revista hasta el momento. Están demasiado ocupados dando palmaditas en la espalda a sus secretarios de organización y hablando de la “incultura malagueña”. En cambio, esto ha permitido que, intelectuales anónimos hayan podido escribir sobre la historia y las raíces malagueñas sin la censura política ni el apoyo condicional de místicos. Cubriendo el vacío de los que se llaman la élite cultural de la ciudad y permitiendo así, recuperar una Málaga que se hace mucho de querer.