El comunitarismo vence al nacionalismo de Mas

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Barcelona. Acte central de la CUP a l'Auditori de Barcelona.Tras las elecciones catalanas, han quedado dos claros vencedores y no porque hayan ganado más votos que los demás, sino porque han aumentado sus escaños de forma significativa. Se trata del partido de Albert Rivera, que ha sorprendido contra todo pronóstico con 22 parlamentarios y los 7 obtenidos por la Candidatura d’Unitat Popular (CUP). En este contexto, muchos desconocedores se preguntan quiénes son estos señores que hablan catalán, están a favor de la independencia, pero se niegan a dar su apoyo a la investidura de Mas como President.

Una primera descripción de lo qué es la CUP podría ser un conjunto de partidos de izquierda radical y nacionalistas catalanes. No obstante, una ideología, una forma de concebir la vida y un modelo de organización territorial del poder son los elementos a los que van unidas a estas siglas, con las cuales se puede estar de acuerdo o en desacuerdo, pero que son reales y efectivas. En cierta medida, la CUP remonta sus orígenes programáticos hacia el anarquismo catalán del siglo pasado, pero con una evolución y una adaptación correspondiente con los tiempos que corren. Entre sus principios se encuentran la democracia participativa municipal, la igualdad social, la consolidación de los «países catalanes» y el fortalecimiento del movimiento asociativo. Por lo que, la propuesta política de la CUP vendría a situarse entre el anarquismo municipalista y el comunitarismo nacionalista. Lo que explica su claro rechazo a la derecha catalana que ha liderado el plebiscito nacionalista.

Históricamente, la CUP se originó durante las primeras elecciones locales a partir de distintas agrupaciones de electores y con una ideología crítica, que terminaron por confluir en una coalición común de independentistas de izquierdas. Entre los grupúsculos principales que la integran caben destacar el Moviment d’Esquerra Nacionalista y el Moviment de Defensa de la Terra. Durante un tiempo, los distintos grupos que conformaban la CUP se integraron en otras candidaturas como Iniciativa per Catalunya, pero a partir de la década pasada volvieron a congregarse en torno al movimiento inicial. Lo que se ha debido especialmente, a una renovación de su élite política y la llegada de jóvenes militantes abanderados del catalanismo, el comunitarismo, el feminismo, el ecologismo y otros sectores de la izquierda más crítica. Asimismo, su implantación social se hace más visible en el interior catalán, especialmente en las provincias de Girona y Lleida. De hecho, una parte fundamental de su éxito político descansa sobre las actuaciones sociales llevadas a cabo en sus municipios en la provisión de distintos servicios públicos donde han realizado un ejercicio práctico y efectivo del comunitarismo más realista posible.

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