El inseguro destino del PSOE
Hace unos días, Bernardino León reconocía que estos días son de silencio para los socialistas. Al parecer, si algo pidió la ejecutiva a sus hombres fuertes fue el exilio de la voz. No al cuestionamiento de los candidatos, ni a la herencia del Gobierno Zapatero, ni a quién está por encima de quién. Lo que se perfila claramente que el problema interno del partido ha sido una serie de fallos de comunicación.
En primer lugar, falta de comunicación. Las ejecutivas socialistas han pasado a adoptar una práctica oligárquica, similar a la fórmula presidencialista de la derecha, consistente en transmitir información vertical desde arriba hacia abajo. Y es que, lo único que se han transmitido han sido órdenes, sin explicar las causas o sin hacer caso de las sugerencias de la base para que se sintiese participada.
En segundo lugar, errores en cuando a la distribución del capital político y social. La ejecutiva no ha calibrado adecuadamente los liderazgos. Si realmente lo ha hecho, han quedado dispuestos para quemar a unos y salvar a otros. Los mismos que en febrero se reunirán en un congreso federal para determinar quién es el nuevo secretario general.
Por tanto, son días de borrasca socialista. Mientras, queda un azulado cielo a la espera de que el águila o la gaviota anuncien sus planes para el país. Un milagro mariano que no sabemos si será la blanca paloma o el cuervo de un aciago futuro. Y como decían los Stark: “no escuches los cuervos, sólo saben mentir”.