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Todo por Sebastopol
Hace días que la revolución arrancó en este país agotado de la opresión de sus gobernantes. Con la liberación de Yulia Timoshenko como estandarte, una amplia mayoría de sus ciudadanos expresaron su descontento en las calles y el régimen respondió con decenas de muertos. Lo que parecía ser el comienzo de un cambio político se ha terminado transformando en un conflicto geopolítico con multitud de violaciones del Derecho Internacional.
En un principio, no existe un consenso político entre los ucranianos sobre qué tipo de sistema político desean, ni bajo el abrigo de que potencia quieren encontrarse. Este país está dividido o se podría decir que polarizado por una serie de factores. El primero es que existen dos grupos étnicos como son los ucranianos, en su mayoría situados al oeste, y de rusos, concentrados en el este. A la par, una minoría tártara se encuentra en el sureste del país, cerca de la ciudad ucraniana de Sebastopol que alberga una base militar rusa. En segundo lugar, el credo ortodoxo está dividido en el respeto a dos autoridades eclesiásticas distintas. En tercer lugar, existen regiones donde predomina el uso de la lengua rusa y otras donde es más frecuente la lengua ucraniana. Para terminar, algunos son partidarios del gobierno que había venido habiendo hasta el momento, sintiéndose más cerca de la órbita de Estados aliados de Rusia; y otros, prefieren un sistema democrático liberal acercándose a la Unión Europea y Estados Unidos.
Sin embargo, esta polarización social que podrían ser los alicientes perfectos para una guerra civil o para una secesión, se ha visto eclipsada por el despertar de un antiguo dragón. El imperialismo ruso que parecía haber caído en picado tras el final de la era soviética y la guerra civil que se juega en Siria, ha dado un paso adelante sin vacilar aprovechando la oferta del gobernante de la comunidad autónoma de Crimea. Crimea es un lugar donde independientemente de existir grupos étnicos rusos y tártaros, alberga el puerto de Sebastopol, que es uno de los pocos accesos de Rusia al Mediterráneo. Por lo que, lo que hay en juego -después de la violación de soberanía- es un punto estratégico para el transporte marítimo de Rusia. Y probablemente, cuando la OTAN se decida a actuar ya será demasiado tarde para disuadir a Putin.