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El pulso de Wagner

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Desde algunas voces de la militancia de UPyD, se promueve una posible coalición o unión con Ciudadanos (Ciutadans) de Albert Rivera y Javier Nart. Eso mismo ha hecho saber Sosa Wagner a la omnipresente Rosa Díez, que ya observa como su proyecto político era algo necesario en el ámbito nacional, pero que adolece de un peso draconiano con su liderazgo personalista. A la par que, han surgido otras fuerzas política que reclaman una vuelta al socioliberalismo, lejos del ultra-nacionalismo del PP y de la izquierda no dogmática que surge como alternativa a los tradicionales PSOE e IU.

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En poco tiempo, Ciudadanos ha demostrado un empuje considerable gracias a la volatilidad de votos del centro-izquierda y centro-derecha, cansados del status quo. Lo cual se ha observado en las recientes elecciones europeas y probablemente se acentúe en los próximos comicios nacionales. Ya en un primer momento, este partido intentó acercarse e integrarse en la ola magenta, pero la postura de Díez impidió esa operación en tres ocasiones distintas. Paradójicamente, los eurodiputados de ambos partidos se han integrado en el mismo grupo parlamentario y tienen posturas similares en la mayor parte de los temas. Por lo que, no tiene sentido que existan dos marcas para lo que hipotéticamente es el mismo producto político, por mucho que su lideresa diga que “no son lo mismo”.

Teniendo en cuenta que Ciudadanos y UPyD ocupan un espacio similar en el vértice izquierda-derecha y en el mercado político, es una cuestión estratégica el pensar si dividir o sumar. Y desde el primer partido, se abren las puertas una vez más a la negociación según declaraciones de Albert Rivera y Matías Alonso. La estrategia pasa por observar si finalmente Díez prefiere las siglas de su partido o alcanzar una representación mayor que además ayude a la regeneración política. Y si la regeneración política lo exige, será necesario poner en segundo lugar las siglas, cosa distinta que no se puede decir de Podemos, dispuesta a absorber a cualquier competidor.

La caída de los partidos dinásticos

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A falta de unas horas de los resultados de las elecciones europeas, surge la hipótesis de vaticinar la caída de los dos partidos dinásticos en España. Es posible plantear la posibilidad de que se esté abriendo un ciclo, y no precisamente económico, sino político en el que las dos corporaciones atrápalo-todo, ya no consiguen atrapar ni una cucaracha en una esquina. Todo ello, debido a una gran volatilidad del voto, que hacía décadas que no se conocía en este país. He aquí lo interesante de estas elecciones europeas que sirven como un previo de las nacionales.

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A la izquierda le ha salido una gran competencia y por tanto opciones al ciudadano de a pie, en el que el gran beneficiado ha sido el pasaporte gratuito de Podemos para que Pablo Iglesias sea político sin tener que sufrir años de militancia. Mientras tanto, en la derecha hay dos grandes ganadores como son UPyD y Ciudadanos. No precisamente porque hayan ganado en términos reales, sino porque son los que mejor han optimizado el voto descontento de antiguos votos del electorado popular. Además, a lo anterior hay que recordar la presencia de otras formaciones como Equo, Vox y los partidos nacionalistas que han sido depositarios de muchos otros votos que en gran medida podrían haber obtenido PP y PSOE.

Es muy pronto para hablar de la caída de estos partidos, si bien puede que algún medio de comunicación se aproxime a hacer vaticinios esotéricos. Lo que está claro es que se abre y se cierra un ciclo especialmente para los líderes, o dicho de otra forma, la vida política de Rajoy y Rubalcaba está contada. Si bien las opciones que parecen plantearse para estos dos partidos de cara a las próximas elecciones generales son la renovación de sus candidatos, o de lo contrario, tendrán que recurrir a la tradicional alianza del PSOE con IU y otros grupos o la formación de un posible gobierno entre PP-PSOE que como ya anunció en su día Julio Anguita, son prácticamente lo mismo en el plano económico que es el que realmente importa ahora mismo.